Desde dentro

Pena por Miguel Valenzuela, su valedor

JOAQUÍN tuvo que alquilar un autobús para que la familia pudiera asistir a su presentación en La Rosaleda. Dado que son ocho hermanos, con los respectivos sobrinos y primos, el portuense casi tuvo que fletar otro más. Existe un vínculo especial con su padre, que se alegró aún más que él de su fichaje por el Málaga, y uno de sus hermanos, el que le abrió la puerta del Betis. Efectivamente, era él quien debía hacer carrera profesional. En palabras de Joaquín, era "técnicamente un fenómeno, manejaba las dos piernas e iba bien por arriba". Lo quisieron fichar el Sevilla y el Real Madrid, pero su fuerte carácter le acarreó algún que otro disgusto con los entrenadores. Uno de ellos, Miguel Valenzuela, una institución en la cantera bética. Precisamente, el hermano le habló a Valenzuela de Joaquín, un juvenil de primer año que reunía condiciones para probar en el Betis. Dicho y hecho. Así comenzó la carrera verdiblanca del hoy extremo del Málaga. Arzu, Dani, Doblas, Capi y un largo etcétera pasaron por sus manos. Hace pocos días Valenzuela fue despedido. Ser un hombre vinculado a la época de Manuel Ruiz de Lopera ha sido una pesada losa. Y por eso el Juaco anda apenado; Miguel fue clave en su formación humana y deportiva, como él bien recuerda: "Se ha dejado su vida en el Betis, porque es bético. No está pasando un buen momento y me gustaría resaltar que ha sido un entrenador y un amigo que lo ha dado todo por el club. Aparte de ser entrenador, ha hecho compañeros y ha dado muchos consejos. También ayudó mucho a un cuñado mío que jugó de verdiblanco. Y lo ha dado todo por el Betis sin recibir nada a cambio. Afortunadamente, es un hombre que tiene sus espaldas cubiertas".

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