ENTRE los cambios experimentados por Podemos al contacto con la vida política real y el tránsito de las musas al teatro no fue el menor aquel que le condujo de la prepotente soledad preelectoral a la búsqueda de la compañía de semejantes, saldada con éxito en las autonómicas y municipales de junio. No controlar del todo a las mareas, los ganemos y los sísepuede ha sido el precio pagado por los de Pablo Iglesias para no derrumbarse antes de tiempo.

Aprendida la lección, Podemos se ha integrado en una candidatura amplia de izquierdas para el 27-S catalán y ha abierto la mano a hacerlo para las elecciones generales. Con condiciones: serían acuerdos provinciales, sin primarias (Podemos ya tiene sus candidatos controlados) y con sus siglas en primer lugar en las papeletas unitarias de las formaciones pactantes.

Ahora bien, papeleta, papeleta, la que se la presenta a Izquierda Unida con la oferta podemita. Porque Podemos actúa con IU como un nuevo rico de los votos de la izquierda radical. Mientras admitiría la presencia en las papeletas de las siglas de fuerzas políticas con cierta relevancia en la provincia de que se trate -siempre en segundo plano, tras las suyas-, con Izquierda Unida se muestran jactanciosamente despectivos: si la coalición quiere formar listas conjuntas ha de prescindir de sus siglas. Es decir, de su identidad (de alguna manera). Podemos le está dando a Izquierda Unida un trato de pariente pobre, como acogido de cagalástima.

En condiciones normales ningún dirigente de Izquierda Unida aceptaría esta humillación, que encima viene de ex camaradas y compañeros (no hay peor cuña que la de la misma madera). Pero, ay, hace tiempo que Izquierda Unida no vive en condiciones normales. Y precisamente la irrupción de Podemos ha sido lo que ha hecho que IU haya pasado de un apacible estancamiento a un retroceso con tintes depresivos y amenazas de letalidad. La depresión procede de una convicción, bastante generalizada en el liderazgo de la coalición que fundó Julio Anguita hace casi tres décadas, de que ir a las elecciones en solitario la pone en peligro de quedarse sin representación parlamentaria y que ir subordinada a Podemos, sin siglas, supone también desaparecer en la práctica. Suicidio por consunción o suicidio inducido.

IU le canta a Podemos: ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio, contigo porque me matas y sin ti porque me muero.