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Ungrupo de independentistas se han concentrado en la sede de ERC llamando traidor a Oriol Junqueras y deseándole que "se pudra en prisión". Habría mucho que hablar sobre cómo se consolida la traición en el mundo independentista catalán.
Quedan apenas dos semanas para que finalice el plazo para elegir un nuevo presidente del Gobierno catalán, y ha aparecido la peor cara de la política. Chaqueteros y oportunistas los ha habido siempre, pero la traición es cosa distinta y se ha hecho muy visible en el independentismo. Traición que de momento hace inviable la formación de un Gobierno estable que se ocupe de unos ciudadanos que llevan años viendo con angustia cómo pierde fuerza la catalanidad en todos sus aspectos por culpa de unos políticos que no tienen más objetivo en su vida que independizarse de España … acudiendo a las instituciones españolas cuando buscan la defensa de sus intereses. De los propios, no de los catalanes.
Fue traidor Artur Mas cuando ganó elecciones defendiendo el nacionalismo para convertirlo después en un independentismo radical, traidor Puigdemont cuando huyó dejando a sus amigos y colaboradores lidiando con la Justicia, y fue traidor Junqueras engañando a los dirigentes del PP y PSOE con una moderación que nunca estuvo dispuesto a asumir. No lo fue Qim Torra, un títere que desprestigió la Generalitat, pero que al menos nunca prometió nada que no pasara por el independentismo.
Se vive ahora la lucha sin cuartel entre Puigdemont y Junqueras, JxC y ERC, que llevan dos meses haciendo como que se quieren entender para formar Gobierno y que, sin embargo, a la hora de la verdad rompen diálogo porque sólo les importa el reparto de poder.
Entra en el escenario Salvador Illa, que ganó las elecciones pero al que Laura Borrás, presidenta del Parlament, no le permite presentarse a una sesión de investidura; lo mismo que hizo Torrent con Arrimadas. Aragonés, el candidato de ERC, que ya se veía manteniendo la Presidencia, se queda colgado de la brocha porque JxC le niega su apoyo. Aunque todo puede cambiar el último minuto, Puigdemont está aterrado con la posibilidad de unas nuevas elecciones en las que los catalanes, visto lo visto, decidan votar a Illa, gane de nuevo pero con mayor ventaja, y los independentistas se queden sin el Gobierno. De momento, Illa y el PSC han advertido que no darán su voto a ERC para que Aragonés a sea presidente.
La política de los independentistas catalanes es de lo peor que se ha visto en España. A Pedro Sánchez, que ha cedido en cuestiones en las que nunca debe ceder un presidente, los independentistas le han tomado el pelo. Le han traicionado.
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