EL ZOCO

Juan López Cohard

¡Porca miseria!

03 de mayo 2008 - 01:00

EN un principio fue el caos y de él nació el orden. Pero en el orden natural sigue existiendo caos, o cuando menos desorden que, en gran parte, está inducido por la actuación del hombre. Es, por tanto, necesaria la propia actuación del hombre para evitar su contribución al citado desorden, a mas de poner cierto orden en el ya de por sí desorden natural. Si esto vale para el orden natural, es total y absolutamente necesario para el orden económico. Las leyes económicas, que no son otras que las impuestas por el hombre a fin de regular la subsistencia de la especie a nivel mundial, no funcionan al estilo de las leyes naturales, o mejor dicho, funcionan naturalmente para que unos subsistan a costa de otros. Demostración de lo dicho son las actuales circunstancias por las que atravesamos en nuestro mundo tras el imperio del neoliberalismo: las leyes del mercado, en el escenario de la globalización, alejan cada vez más a los pueblos mas desfavorecidos del umbral de la subsistencia.

En nuestro entorno de países desarrollados la preocupación es la economía en la distancia corta. El regate al repunte inflacionista, cubrir el flanco del repunte del tipo de interés, salvaguardar los efectos del golpe en la mandíbula del paro, etc., son problemas, a corto o medio plazo, coyunturales que con determinadas medidas, más o menos acertadas, salvarán nuestra holgada subsistencia. Pero el gran problema del orden económico se está planteando a más profundo nivel y en el amplio ring de nuestro planeta.

Son muchos, los más, los pobladores de nuestro maltrecho mundo que están en situación insostenible para sobrevivir. Si hace tiempo ya lo estaban, ahora, cuando las leyes liberales del mercado están convirtiendo los productos esenciales para la alimentación en combustibles para satisfacer las suntuosas necesidades del mundo rico, esos pueblos están condenados a morir de hambruna. Y ello en el siglo XXI.

La reflexión no me va a llevar a la defensa de unas leyes económicas que conduzcan al intervencionismo puro y duro, al dirigismo dictatorial de los estados totalitarios, nada mas lejos de mi formación económica, pero sí me lleva a pensar que el sistema preconizado, hace ya mas de medio siglo, por las teorías neoliberales de no intervención están llevándonos, a nivel mundial, por una deriva insostenible donde la injusticia y la insolidaridad prevalece sobre los mas elementales valores humanos.

Si importante es que los gobiernos pongan todas las medidas posibles para evitar las coyunturas adversas que deterioran nuestro logrado estado del bienestar, mucho más necesario e importante es que esos mismos gobiernos tomen conciencia de adoptar las medidas necesarias para corregir -intervenir- en la situación de los países, de los hombres, mujeres y niños, que están sufriendo el caos ocasionado por unas leyes económicas liberales, impuestas por los mas fuertes para mantener su vergonzosa opulencia. Si hasta aquí se les arrebataron sus materias primas energéticas, ahora también se les arrebata el poco pan con que se alimentan: ¡Porca miseria!

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