Prejuicios decimonónicos

Al ciudadano lo que le preocupa es si cualquier representante tiene preparación para el cargo

Artículo 14 de la Constitución: "Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social". Es bueno recordar este precioso texto con el que los españoles quisimos tratar de evitar todos aquellos prejuicios que tanto daño nos hicieron en el pasado. Pero también es importante no olvidarlo cuando surgen polémicas trasnochadas entre políticos de nuevo cuño.

El conflicto que el PSOE y Adelante Andalucía han tratado de plantear en el nombramiento de la nueva coordinadora de la Estrategia de Salud Sexual y Reproductiva, por el hecho de ser católica es, simplemente, anacrónico. Haber ocupado el cargo de directora del Secretariado para los Cristianos Perseguidos de la Diócesis cordobesa lo único que nos indica es su compromiso con aquellos que están sufriendo, precisamente, por sus creencias entre una mayoría que los desprecia e, incluso, los mata. Y ahora parece que alguno se apunta, en nuestro país, al desprecio a todo lo cristiano antes que al respeto a la libertad religiosa.

Estas polémicas banales, que tratan de generar noticias, tienen escaso recorrido. Pero su lectura entrelíneas, dentro de sus propias formaciones, tiene un sentido demoledor. El mensaje para que recapaciten los miembros del PSOE y de Podemos que son cristianos, o que pertenecen a parroquias y movimientos, o que se vinculan a cofradías y hermandades, para que dejen estas creencias, es una gota malaya incesante. ¿Qué tienen que decir ante esto Susana Díaz, con su pasado catequista y su presente rociero, o el propio Kichi, alcalde de Cádiz, con su devoción como miembro de la cofradía del Nazareno?

No es de esperar que muevan un dedo para reconducir la situación, pero sería deseable que, en el futuro, los nombramientos planteen disquisiciones algo más profesionales. Porque al ciudadano lo que le preocupa es si cualquier representante tiene los suficientes conocimientos y preparación técnica para el cargo a ocupar, y es esa misma reflexión la que debe hacer la persona elegida. Si dicha persona tiene un determinado color de piel, una orientación sexual definida o confiesa algún tipo de religión, está en su pleno derecho y pertenece a su más estricta identidad y a su propia privacidad. Por tanto, no erremos más el tiro en la idoneidad de los candidatos.

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