Mitologías Ciudadanas

José Fabio Rivas

Roma sí paga traidores

La figura del traidor, en la historia, en la política, en la literatura o en la vida cotidiana, cuando traiciona por su propio interés ("el traidor oportunista"), resulta deleznable; un ser execrable que solo merece desprecio (lo mismo que la persona o institución que favorece o facilita esa traición, de ahí la frase "Roma no paga traidores"). Así ocurre, por ejemplo, con los que vendieron a Viriato a Roma o con los senadores magnicidas que asesinaron a Cesar, cuando las idus de marzo. Sin embargo, hay veces en las que lo que mueve al traidor es la consecución de un ideal -no de un beneficio material para él- y, en consecuencia, al "traidor por un ideal" ni se le identifica como traidor, ni su supuesta traición puede ser pagada con dinero, sino con la satisfacción del deber cumplido; o sea, con veneración, gratitud y reconocimiento social. Por ejemplo, el coronel Claus von Stauffenberg, principal protagonista del atentado frustrado contra Hitler, en 1944.

Por supuesto que el tema del traidor y del héroe es mucho más complejo (lo que una parte puede valorar como "traidor", la parte contraria puede valorarlo como "héroe". Es más -y pueden leer a Borges- hay heroicidades tras las que late una traición y viceversa). Pero lo cierto es que nadie quiere encarnar el papel del traidor oportunista, aunque radicalmente se sea. Por eso, el traidor oportunista y los que compran sus favores, pretenden igualarse a esos prohombres idealistas antes referidos, sin reconocerse como traidores, sino que en el intento ridículo -que no sublime- de legitimar la traición, apelan a las grandes causas, a la verdad, a la justicia, a lo que no tiene precio, cuando lo cierto es que "Roma", en su propio beneficio, con dinero, con poder o en especie, sí paga a esta clase de traidores.

Hace unos días, los seis diputados autonómicos de Ciudadanos en Murcia, presentaron una moción de censura contra el presidente de dicha Comunidad, al considerar que el grado de corrupción, ineficacia, malas artes y oscurantismo, con varias Consejerías investigadas por la policía, y tras más de 25 años de gobiernos del PP, lo justificaba. Firman los seis, con unanimidad y por triplicado.

Pero… ¿Qué hace Roma? Pues nombrar consejero a tres de estos diputados, abortar la moción de censura y cargarse el Pacto contra el transfuguismo que había firmado con el resto de partidos políticos a nivel nacional, a fin de adecentar la vida política, garantizándose así más dinero y más poder para todos ellos, incluidos por supuesto los tres nuevos consejeros, que no es solo que hayan traicionado a su partido, a sus propias ideas o a sus compañeros, sino que en pocas horas se han traicionado a sí mismos, mientras declaran, no sabemos si con vergüenza o muertos de risa, que no ha habido traición ni transfuguismo, sino el triunfo de grandes ideales. Y eso sí, con una parte del país justificándolo con la doctrina del "y tú más", otra parte enrojeciendo de vergüenza y desafección a la política, y otra parte tapándose los ojos, los oídos y la nariz, pues, parafraseando al Hamlet, de Shakespeare, "En el reino de España huele a podrido".

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