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Sarah

Mas de doce mil mujeres como tú, Sarah, han llegado este año a la provincia de Huelva a hacer la campaña de la fresa

Irías aun medio dormida, con el día apenas apuntándose tras la ventanilla del autobús, cuando se te cayó el mundo encima. Ojalá no te dieras cuenta. Hacía apenas un mes que habías dejado tu pueblo, en Marruecos, junto a las montañas del Atlas. Allí se quedaron también tus tres hijos, tus padres, tus vecinos. Allí los dejaste, contenta para venirte a España a la recogida de la fresa. Atrás quedaron los días de incertidumbre, de no saber si finalmente te cogerían, o no, para esta temporada. Tu vecina, Amina, curtida ya en varias campañas, te había dicho que sí, que no te preocuparas, que tenías muchas posibilidades, que ahora seleccionaban preferentemente a mujeres casadas y con hijos para así asegurarse que no te quedarías en España. ¿Quedarse? Ojalá pudiera, pensaste. Pero pronto te lo quitaste de la cabeza. Con lo que ibas a ganar, tendrías para tirar unos meses. Te tocó ir a una empresa de Almonte, en Huelva. Muchas conocidas tuyas ya habían estado y te aconsejaron qué llevar y cómo lidiar con los españoles. Al menos ibais un buen grupo juntas y eso te tranquilizaba, así te resultaría menos duro el estar tanto tiempo lejos de los tuyos. Que al trabajo no le temíais lo sabían bien quienes os contrataban. Con ese dinero taparías algún que otro agujero, al menos los más urgentes. Te quedaba poco para volver. Mas de una vez te habías parado ya en aquel escaparate de San Juan del Puerto, el pueblo donde vivías, a ver las botas de fútbol que le ibas a llevar a tu hijo mayor, esas que te pedía insistentemente cada vez que hablabais por teléfono. Contabas los días. Mas de doce mil mujeres como tú, Sarah, han llegado este año a la provincia de Huelva a hacer la campaña de la fresa. Mediante la denominada Orden GECCO (Gestión Colectiva de Contrataciones en Origen) que se revisa cada año, se os selecciona en Marruecos, garantizándoos un contrato en regla, alojamiento y el pago del viaje -ida y vuelta- desde el origen. A primeros de abril estabas en Algeciras, camino de Huelva, y en julio, como muy tarde, estarías ya de vuelta. Una niebla maldita te llevó por delante. Hoy, al otro lado del Estrecho, unos críos lloran por su madre. Unas botas de fútbol se han quedado esperando en un escaparate. Ironías de la vida, era 1 de mayo cuando saltó la noticia: "Una temporera marroquí muerta y varias decenas heridas, en un accidente de tráfico cuando iban al trabajo". Agradezco a mi colega Eva Saiz, que fuera la primera -creo- en citarte por tu nombre. Descansa en paz Sarah. Que Alá te acompañe.

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