Pesadillas recurrentes. En plena fase de sueño REM, que parece ser muy productiva, me da por vivir en un piso del centro de Cenacheriland. Un principal de techos altos y salón con dimensiones de hipódromo dónde galopan caballos de bronce. Es un sueño de carne de psiquiatra o vidente; en ocasiones sueño con mansiones. Las dimensiones de la madriguera se multiplican; Onírico me veo con un gabinete de biblioteca de escalerilla y no soy feliz. Se trata de un sueño trampa. Será una vivienda muy espaciosa, pero la tengo que rehabilitar con la familia viviendo dentro. Entonces comienza la tortura polvorienta de la sonata ladrillera en piqueta mayor. Los científicos no tienen muy claro a día de hoy por qué se sueñan tan vívidas cosas muy raras, aunque parece ser que son importantes para el aprendizaje y la memoria.

El sueño REM representa el 25,2% del ciclo total del sueño y enhebra historias con las señales que surgen de la corteza cerebral, cuentos disparatados en mi caso. Lo que más me asombra es que pueda recordar esos trances. Tal como está el planeta gaseoso, a estas alturas surge la duda si ando confundiendo el estado de vigilia con el de ensoñación. Últimamente la realidad es más fantástica y thriller, la paranoia conquista sospechas de guerras mundiales. Será problema mío que cuando piso octubre huelo a Halloween zombierí. Lo del sueño o pesadilla que se muerde la sábana fue un episodio a gritos. Me desperté voceando ¡Juanje fuego! ¡Juanje fuego! Puede que hasta me oyese el mismo Juanje que vive a tres barrios de distancia. En mi vecindario ya están acostumbrados a estas movidas sonámbulas como de realidad virtual, es una comunidad muy sacrificada. Insisto en que las llamas de este sueño quemaban. Lo interpreto por lo de la atómica y friolera ración diaria de pánico. Fíjese en lo de Jesús Quintero. El Loco de la Colina descanse en paz, la cantidad de personas que alivió con sus programas, haciendo compañía y enganchando a Pink Floyd a tanta abuela que solo tarareaba copla de la Niña de los Peines ¿Será mejor soñar cosas extrañas o pasar la noche con los ojos abiertos como paelleras? Pasar la noche en blanco. Tampoco es mala idea, la próxima noche del 8 de octubre celebramos la Noche en Blanco en Cenacheriland, la ocasión de empaparse de arte y aprender a soñar cosas muy bonitas, espero.

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