Les hablaba la semana pasada de la presunta superioridad moral de la izquierda. Toca hoy -lo haré de la mano de Inocencio Arias- comprobar si la tesis ("la izquierda es indubitadamente mejor") tiene soporte fáctico y si se aprecia, en diversas coyunturas, una diferencia palmaria entre tirios y troyanos. En un libro reciente (Con pajarita y sin tapujos, Plaza & Janés, 2019), analiza Arias concretos pasajes de nuestra historia que tal vez sirvan para abocetar un dictamen. De ellos, escogeré tres.

Se sitúa el primero en el relato de nuestra Guerra Civil: él no encuentra -ni yo tampoco- distinción moral alguna entre el inexplicable bombardeo de Cabra, ya casi ignorado, y el mundialmente conocido de Guernica. Ambas canalladas son una ruindad perpetrada por ruines. Eso que llaman la memoria histórica acaba siendo un intento de manipulación interesada que oculta la conclusión más cierta: en los dos bandos prendió la locura, asesinos de ambos colores se adueñaron de un país al que destrozaron, cada cual mató cuanto pudo y la tragedia, que fue común, no debería ser miserablemente recontada para cimentar grandeza ninguna. No hay cadáveres buenos y cadáveres malos y no será allí, inmenso cementerio de inhumanidad, donde la izquierda halle orgullo, honor y preeminencia.

El segundo alude al experimento soviético. Si éste fue el culmen de la utopía izquierdista, ¿alguien podría mostrarme sus maravillas? ¿Fue acaso Stalin un líder benéfico? ¿Es esa la izquierda moralmente superior? Durante décadas la propaganda se esforzó en cantarnos las glorias de un comunismo tiránico, torturador y despreciable. Recuerden: antes los fines que los medios; nuestras verdades son intangibles aunque cercenen millones de vidas.

El tercero, y último, nos acerca al aquí y al ahora. ¿Es de verdad posible trazar fronteras entre la corrupción de unos y otros? ¿En qué se distinguen la Gürtel y los ERE? ¿Cabe sostener el discurso de que los desmanes de la izquierda son siempre perdonables y veniales y los de la derecha, crímenes de lesa humanidad? ¿Por qué Vox es la ultraderecha y Unidas Podemos el ilusionante adalid de un mundo nuevo?

No, miren, por sus obras los conoceréis. La axiomática superioridad moral de la izquierda, jamás contrastada, es una farsa, una jaculatoria, dice Arias, para militantes obcecados o niños. Un disfraz, al cabo, que adormece conciencias, cierra filas y clausura el vivificante camino de la autocrítica.

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