Durante el último siglo las matemáticas desarrollaron muchas de las técnicas de reparto que hoy en día se utilizan. Tras las guerras mundiales, el resolver como debían enviarse los suministros y materiales, para lograr una recuperación económica en el menor tiempo posible, fue fundamental. Por ello estas metodologías lograron un éxito sin precedentes en todos aquellos campos en que fueron aplicadas y ahora deberían estar presentes para el gran reto de nuestro tiempo: el reparto de las vacunas contra el coronavirus.
Sin embargo, para nuestro país son muy complejas las decisiones. Unos quieren que sean moralmente justas, otros que equitativas y otros que imparciales. Evidentemente ninguna de estas condiciones se aleja de los repartos matemáticos, ya que éstos tratan por igual a todos los individuos y solo buscan el final de la pandemia en el menor tiempo posible. Pero cuando olvidamos el uso del método científico, entonces el debate está servido. Ahora llegarán las soluciones más inverosímiles y las críticas pueriles si esto es de izquierdas o de derechas, porque hay que criticar cualquier idea en función del individuo que la exprese, y no por la idea en si. Y así nos va.
Probablemente una de las características más complejas que vaya a marcar este reparto poblacional de las vacunas sea la de aquellas personas que no quieran ponérselas. Curiosamente, desde el punto de vista matemático, esto no es más que una excepción en el grafo de relaciones y se opta por la vacunación de sus vecinos correspondientes, logrando de igual manera el resultado. Pero para los no científicos esto puede ser, desde una falta de solidaridad con el resto de la población, hasta un delito grave contra sus conciudadanos, pudiendo obligar la ley a la vacunación obligatoria. Por tanto, y como se puede ver, todo lo que se resuelve fácilmente desde el punto de vista numérico, puede acabar siendo un auténtico despropósito desde el punto de vista regulatorio.
Cuando uno lee a George Dantzig, y a su teoría de la programación lineal, recuerda cómo se logró el reparto óptimo de recursos sobre la sitiada ciudad de Berlín en 1948. Y desde entonces las compañías de logística han seguido sus enseñanzas, permitiéndonos hoy en día unos tiempos de llegada a nuestras casas realmente increíbles. Por tanto, no compliquemos demasiado el asunto de las vacunas, que las soluciones las conocemos desde hace años.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios