Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

coleraquiles@gmail.com

Telonero de la mujer trabajadora

Un feminismo banal estigmatizó por violentos la mirada del hombre y sus piropos

Como cada vez soy más sapiens, más especie y menos género, me he atrevido a piropear a la mujer trabajadora. Ya sé que un piropo, según hermeneutas feministas de la banalidad, es una manifestación de una violencia extrema, pero la violencia irracional y extrema que hoy arrasa Ucrania ha indultado la agresiva levedad de mi piropo. Las representaciones artísticas del cuerpo varonil me encantan: estatuas griegas y romanas de hombres con penes nada envidiables, los galos moribundos, un san sebastián traspasado, los apolos… Conforme mi cuerpo se desmorona, cada vez admiro más los cuerpos de los atletas, poderosos, simétricos, intemporales. Si pasan unos chicos andando a mi lado, me asombro ante la ligereza y la inconsciencia de su discurrir, como si nada ni nadie pudiera abatir su belleza inconmensurable. Pero a la mujer la miro -lo admito- como varón deseante. Una mirada nada líquida. Aunque prudente. Más que nada para no aparecer dependiente y vencido de antemano ante la atracción telúrica de su cuerpo. Me dan pena los ancianos que por la calle, apoyados en su bastón extensible, se vuelven a mirar a una chica hermosa. Su deseo, ya casi cenizas, todavía es motor bastante como para que no les importe que los sorprendan tan programados, tan dependientes, tan poco dueños de su libre albedrío. Y procuro que no se me sorprenda mirando a una mujer. Aunque mirarla, la miro. Y sólo dejaré de hacerlo el día en que el 'colectivo' mujer ponga por escrito que no necesita que el 'colectivo' hombre la mire. En Memoria de la melancolía, la poeta y activista Teresa León, una chica preciosa, que recibía, cuando joven, benignamente, los feroces piropos de los albañiles, se queja de que ha pasado, con los años a ser invisible. Sabedor de que a las mujeres les gustan los piropos (en el Facebook veo que ellas se piropean sin cesar), les dediqué en mi muro este piropo: "Hoy, 7 de marzo -y no mañana, día líquido en el que ya no se sabe muy bien qué se celebra ni a quién incluye la celebración-, tengo un piropo muy bonito y muy antiguo para mujeres trabajadoras, cisgénero, no terraplanistas; me inspiré en Arquímedes: "¡Dadme un punto de apoyo y moveré el Globo terráqueo!". ¡Mujeres -proclamo, como varón y humilde telonero de vuestra lucha-, vosotras sois ese punto de apoyo!".

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