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No quiero perder la apuesta, pero me sorprendería si me dijeran que en esta Feria el alcalde de Málaga no ha pisado las 120 casetas del Real. Aunque él diga que para nada forma parte de su propósito. Aunque forma parte de su estilo habitual, más si el próximo año se celebran las elecciones. Ha lucido tres guayaberas distintas, su contrarreforma energética frente a la de Pedro Sánchez. Sin corbata pero con chaqueta, que el presidente debe pensar que denunciar los supuestos bulos periodísticos que sufre sin el abrigo de esa prenda en agosto, incluso al calor del volcán de La Palma, pierde crédito.
Una de las camisas -que en Cádiz forman parte de la vestimenta tradicional- con las se ha paseado Francisco de la Torre la estrenó hace tiempo en un acto público en Cartagena de Indias, en el departamento de Bolívar, en Colombia. Allí también está integrada en el uniforme de los políticos, con espada o sin. El regidor malagueño se halla sin embargo estas semanas en otra cruzada: la del Málaga C.F. Ha convertido en asunto de Estado local la necesidad de que el equipo de fútbol ascienda esta temporada a Primera División.
La primera receta que ha aplicado es que se necesita más dinero para incorporar a mejores jugadores. De ahí esa inyección de 1,5 millones de euros en patrocinio municipal, una elevada partida que el PSOE ha encajado sin chistar porque el Málaga, como las cofradías de Semana Santa, son asuntos tabú si alguien aspira a gobernar. Nunca ha estado muy puesto De la Torre en los asuntos del balón. Pero ahora es capaz de discutir hasta el último céntimo que le correspondería al conjunto de Martiricos por el traspaso del jugador portugués y ex malaguista Ricardo Horta. Incluso también se ha interesado por los posibilidades de Pablo Guede para culminar con éxito el objetivo.
Es más. Hasta ahora pensaba que el alcalde definitivamente nos tomaba por tontos con la increíble historia de que su candidatura a la reelección en 2023 dependía de encontrar un hueco en su agenda para practicar deporte. Los propios asesores del munícipe le han insistido para que ofreciera otros argumentos más serios. Pero él se niega. Lo repite en público y en privado y con independencia de la importancia del interlocutor. Respuesta merecida, llegué como conclusión, después de que los periodistas llevemos doce años preguntándole siempre si se presentará de nuevo.
Pero ahora sospecho que su inverosímil excusa es cierta. Ni Expo ni Plan Litoral. En mayo necesita al Málaga en Primera. Y tendrá que sacar horas de su jornada para pilotar el proyecto. Incluso como asesor en la sombra de Guede para que sepa cuándo debe jugar con el 5-3-2 o o ir al 4-3-3.
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