La chauna

José Torrente

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Trágala

Pablo Iglesias ha pasado a ser una obediente paloma. Tan gavilán como parecía

A Iglesias se le está quedando una cara de comparsa del PSOE bastante evidente. De ser aquel gallo que exigía RTVE o el CNI con mando en plaza, ha pasado a ser una obediente paloma. Tan gavilán como parecía.

Él sabe que sería su ruina política dejar de ensanchar sus tragaderas con las imposiciones sanchistas. Sabe que sin estar en el gobierno su relevancia política sería manifiestamente mejorable. Y a eso se aferra, aunque tenga que tragarse una docena de sapos mensuales. Tres por semana.

Cuando le quitaba el sueño a Sánchez, aquel Pablo Iglesias demagogo y vocinglero no se le hubiera pasado por la cabeza aceptar una vicepresidencia segunda y sumisa, y unas direcciones generales ascendidas a ministerios. Pero menos podría imaginar que su paso por el Gobierno de la mano del resiliente Sánchez, conllevaría comulgar con ciertas ruedas de molino, imposible de aceptar por aquellos tiempos de su chulería televisada. Todo, hoy, por tal de seguir pisando moqueta.

El último trágala es ver cómo la fusión Bankia/Caixa pasa por entre sus propias narices, y desvanece su confesado sueño erótico de crear una banca pública. Sus compis socialistas del Gabinete, sibilinos, no han dejado que se entere hasta que la realidad descubriera la evidencia. Para evitar que hurgase donde él no tiene vela. Jo tío, es superfuerte, le consolará Irene, tras el desaire. Sánchez sabe que Iglesias tragará de nuevo, y que dos tuits de la factoría Podemos será todo la amenazante soflama que Pablo soltará entre la comuna de sus okupas, círculos y circulas.

Así tuvo que tragar con la no derogación de la ley mordaza, la misma que a él y a Marlaska le sirve hoy para escampar escraches y caceroladas del rededor de Villa Galapagar. Tal y como se envaina su deseada república en el cinto de sus malgastadas balas, dejando el debate para Twitter y los suyos. Como se tragará un pacto presupuestario con Arrimadas, a pesar del publicitado veto previo a Cs, porque esa es la única vía que a ambos conviene.

Incluso se le vio feliz con los grandes empresarios haciendo el atrezzo al presidente Sánchez. Él, que hizo del IBEX la bruja maligna para consumo de su pléyade bolivariana, la amenaza con la que amurallar su progresismo comunista contra el capitalismo voraz, allí estaba, fundiendo abrazos con todo el que se dejara abrazar. Y pelillos comunistas fuera.

Galicia le bajó los humos. Cierre al salir, señoría. Y Pablo se agarra al trágala de Sánchez, disimulando como quien oye tronar.

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