Trenes altos y baja gestión

Los trenes de Cantabria y Asturias son del XIX, como la vía única de salida del puerto de Algeciras hasta Bobadilla

Los trenes demasiado altos encargados por el Gobierno para Cantabria y Asturias han dejado en evidencia el descuido de lo público. ¿Ha sido un accidente? Más bien retrata cómo funciona la administración pública: depende de la diligencia de los funcionarios responsables. Cuando hay compromiso personal se logran magníficos resultados y cuando no lo hay los expedientes fracasan. Este encargo de 31 trenes de vía estrecha por importe de 258 millones de euros ha sido un gran fiasco del Ministerio de Transportes. Con toda razón ha habido duras críticas de la oposición o las comunidades autónomas perjudicadas. Y bromas del pueblo llano ante lo insólito: el estado adjudicó hace tres años unos convoyes que no cabían por los túneles y puentes de su recorrido.

La empresa que recibió el pedido se dio cuenta del desafuero. Es curioso que desde el Gobierno se acuse a compañías privadas de capitalismo despiadado y sea una empresa la que advierte a su cliente institucional de un error brutal. Estamos ante un caso más del relajo con el que en ocasiones funcionan empresas y administraciones púbicas. Hay funcionarios magníficos en este país, sin ir más lejos, los sanitarios que nos han cuidado durante el Covid. Pero desgraciadamente carecemos de un sistema que premie la eficacia y sancione la desidia. Los buenos servidores públicos tienen la misma remuneración y trato que los deficientes.

La ministra del ramo, que no estaba en funciones en el momento del encargo en 2020, ha asegurado que rodarán cabezas. Pero de momento sólo dos ejecutivos de tercer nivel han sido destituidos, mientras mantiene su cargo la secretaria de Estado, que era presidenta de Adif cuando empezó la licitación. El servicio que se quería mejorar es particularmente deficiente: trenes que se estropean con frecuencia y generan retrasos. Con la renovación de la flota se pretendía pasar la edad media de los vehículos de 28 a 15 años. Ahora la modernización, que ya era urgente hace tres años, se atrasa al menos dos más.

Se ha publicado estos días, como si fuese excepcional, que la infraestructura de estos trenes norteños es del XIX. Pero el puerto más importante de España, el de Algeciras, tiene una salida de ferrocarril de ese siglo. La línea Algeciras-Bobadilla tiene 130 años en sus raíles, 176 kilómetros de vía única no electrificada, con unas obras de renovación en marcha que no se sabe cuándo terminarán. La baja gestión o mala administración no se limita a los trenes demasiado altos.

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