La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

UVE, los lagartos con máscaras

Vimos la condición de todo gobernante que ambiciona el control de los medios, el verdadero rostro del poder

Recuerdo que un gran amigo hacía siempre el mismo comentario en momentos de apuro, en alguna discusión acalorada, esas polémicas futboleras o políticas de las que siempre conviene huir a tiempo. "Estoy a cinco minutos de que me salga el barrio". Y el barrio que lleva dentro terminaba saliendo con la elevación del tono o con esos aspavientos tan característicos de las tertulias ya ahormadas. Hay quien prefiere la jerga taurina y apela al pelo de la dehesa en lugar de al barrio. A la ministra del Gobierno se le ha visto el barrio, el pelo de la dehesa... o se le ha agrietado la careta como a los lagartos de aquella serie de los años 80: Uve. ¿La recuerdan? El mundo sufría una invasión de reptiles, pero eran todos guapísimos y atractivísimos gracias a una piel humana que camuflaba sus verdaderas condiciones. Bichos malvados con ansias de controlar el pobre y frágil planeta Tierra. Al final se requería tiempo y algo de astucia para descubrir que aquellos humanos tan bellos eran reptiles de aviesas intenciones. La ministra portavoz del Gobierno ha planteado la necesidad de que los medios de comunicación reserven espacio para la "información pública". Léase, información emitida por el Gobierno sin ese tratamiento profesional que suponga explicarle al lector el contexto y ofrecerle un análisis limpio de interferencias gubernamentales. Por eso el PP, ahora en la oposición, ha planteado que la ministra sueña con el retorno del NoDo. Se le ha visto al Gobierno el pelo de la dehesa, el barrio o la piel del lagarto, cada uno que elija la opción preferida. Todo Gobierno tiene la tentación de controlar los medios de comunicación, sumada siempre a la circunstancia de no estar nunca satisfecho con el espacio que se destina a informar sobre sus medidas. Pocos gobernantes entienden que la información no se da o se quita, simplemente se genera. Y ahí está para el que quiera verla. Todo gobernante sueña con la publicación fina y en bruto de sus plúmbeas notas de prensa, tantas veces más próximas a los criterios de propaganda que a los de la información periodística. El "espacio" que reclama la portavoz en los medios se llama publicidad. Y no tiene nada que ver con la información, aunque los Ejecutivos tiendan a mezclarlas como el whisky barato con la Pepsi. Ay, aquellas tardes de sábado absortos ante el televisor esperando saber quiénes eran los lagartos. Qué asco, por cierto, cuando se comían los ratones. Había quien saltaba del asiento cuando se le desprendía la máscara a uno que todos creíamos que era de los buenos, la prueba de que, en el fondo, somos unos incautos, unos ingenuos. Y los malos lo saben. Por eso no se puede bajar la guardia. Lagarto, lagarto...

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