La Rayuela
Lola Quero
Papá, ¿quién era Franco?
La colmena
En realidad nunca se fue. Lo sacamos de las Urgencias de los hospitales, pero se quedó al acecho. Entre la espiral de cepas que han ido mutando para resistir y las secuelas del “Covid prolongado”. La OMS lo empezó a reconocer en septiembre de 2020: más del 10% de la población de afectados sufren secuelas durante meses. De la tos y el dolor de cabeza persistente a la fatiga, los trastornos del sueño y el deterioro de la memoria. De la ansiedad y la depresión a la pérdida de cabello, la hinchazón y la decoloración de pies y manos. Peor calidad de vida. Con síntomas confusos y escurridizos que cuesta diagnosticar.
En este contexto de noticias de baja intensidad, de repuntes de casos y de investigaciones médicas, el Covid lleva varios días como tendencia de búsquedas en Google. Es la señal de que algo pasa. Y la razón, de nuevo, llega desde Pekín: la variante XBB de ómicrom va a alcanzar su punto ágil a finales de junio. El virus se ha hecho prevalente en China causando ya 40 millones de infecciones a la semana y con una estimación de alcanzar los 65 millones y los 9 millones de muertes a comienzos del verano.
La amenaza no ha desaparecido. Aunque no queramos saber nada de ello. La propia OMS ha alertado a los gobiernos de que deben estar preparados para una pandemia “más mortífera”. Se llame Covid o no. En enero ya vivimos una explosión de casos cuando el régimen chino retiró por sorpresa todas las medidas restrictivas y, hoy, casi la única buena noticia es que la reinfección suele causar síntomas más leves. A la espera, eso sí, de conocer el impacto de las cepas cuando se haya diluido la inmunización de las vacunas. ¿Volveremos a hacer cola en los centros de salud?
Es una pregunta sin respuesta como saber, con certeza, el origen de todo. También esta semana, desde EEUU, un legislador republicano ha dado a conocer un informe de 328 páginas con la crónica detallada del despropósito: cómo un accidente en un laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan (en el segundo semestre de 2019) se convirtió en una emergencia sanitaria mundial, en cómo el régimen de Xi Jinping decidió “ocultar la verdad” y en cómo, en base a información facilitada por primera vez por las crípticas autoridades de Pekín, ya sabemos que hubo una “fuga de patógenos” en 2004 y numerosas infracciones de seguridad de los laboratorios.
En el AVE no dejan de toser. No sé si es gripe o Covid. Viejo o nuevo. A la economía, este tipo de artículos le va fatal. Lo sé. Y al turismo… Pero, por si acaso, ¡a comprar mascarillas!
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