EL ministro de Fomento y número dos del Partido Socialista, José Blanco, afirmó ayer que José Luis Rodríguez Zapatero volverá a ser el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno en 2012. Con anterioridad se había pronunciado en el mismo sentido la vicepresidenta Fernández de la Vega, aunque el propio Zapatero se había negado recientemente a hablar de este tema. El PSOE no contempla ninguna otra hipótesis ni ningún otro candidato, ha dicho Blanco con la intención indisimulada de zanjar los rumores y especulaciones desatadas en los últimos días en los mentideros políticos. Estos rumores, ciertamente, han crecido en la medida en que algunos líderes socialistas se plantean, siempre a media voz y en círculos restringidos, serias dudas sobre la idoneidad de Zapatero para afrontar el reto de revalidar una vez más su candidatura en las condiciones actuales. Ello obedece al enorme desgaste que ha producido en la imagen del actual presidente su incapacidad para reconocer, primero, y atajar después la grave crisis económica que ha situado a España en cabeza de la Unión Europea por el número de parados y en la cola a la hora de salir de la recesión como han hecho ya otros países de nuestro entorno. Las encuestas que sistemáticamente conceden al PP la obtención de más votos y escaños que el PSOE en caso de que las elecciones se celebrasen en estos momentos ejercen igualmente su influencia en el deterioro de Zapatero, que salvo en la política antiterrorista, donde desde el abandono del proceso de paz se han obtenido innegables éxitos, mantiene abiertos numerosos frentes de problemas irresueltos (Estatuto catalán, política internacional, invisibilidad de parte del Gobierno). Si hay razones para debatir sobre un cambio de cabecera de cartel electoral, también las hay para continuar con el liderazgo actual. Por un lado, el propio relevo supondría el reconocimiento de un fracaso, con sus lógicas consecuencias electorales. Por otro, es difícil encontrar en el panorama socialista un candidato que concite una adhesión mayor que Zapatero en el seno del Partido Socialista. Finalmente, el estado mayor del PSOE sigue confiando en que una mejora de la situación económica revierta el dictamen de las encuestas, de por sí variables.

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