La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Cuando el aliado es el enemigo

En el Congreso el PP apoyaría los tanques a Ucrania; los ministros de Podemos más ERC y Bildu la rechazarían

Una decisión tan grave como la de suministrar los tanques Leopard a Ucrania para que se defienda mejor de la agresión rusa no se puede adoptar de tapadillo, a rebufo de los aliados más poderosos y sin pasar por el Congreso de los Diputados. Supone un punto de inflexión hacia la escalada militar que supera los límites de la ayuda que había refrendado el Congreso al inicio de la guerra.

Pero volver al debate parlamentario es lo último que haría el Gobierno de la nación. Más que nada, por no revivir, ahora en vísperas electorales, el espectáculo de que la actuación más relevante de su política internacional la respalde la oposición y la rechacen parte del propio Gobierno y sus socios y aliados predilectos. Sería incómodo, desasosegante y negativo que el partido dudosamente democrático, rehén de la ultraderecha, corrupto y enemigo de la convivencia en Cataluña (PP), te apoye incondicionalmente en tu compromiso con los halcones de la OTAN, mientras que cuatro o cinco de tus ministros y dos partidos sedicentemente de izquierdas (ERC y Bildu) a los que has hecho concesiones constantes y peligrosas desde que empezó la legislatura, te denunciaran desde la tribuna y abjuraran de tu compañía.

Lo grave no es la disensión o la ruptura abierta, sino la materia sobre la que versan. Porque no estamos ante una diferencia de unos euros en el decreto sobre el salario mínimo. Ni siquiera ante una discrepancia sobre la ley de la vivienda o la mejora de las pensiones. Cuestiones importantes, sí, pero menos que la guerra y la paz, las alianzas que mantenemos con otras naciones, la vulneración de los derechos humanos, el imperialismo, el lugar de España en el mundo. Ningún gobierno puede durar si hay división sobre estos temas cruciales. Si hay que informar continuamente de "la parte socialista" y "la parte morada" del Gobierno, malo.

Por lo demás, la postura de "la parte morada" acerca de la guerra de Ucrania es difícil no ya de compartir, sino de entender. Ese pacifismo de conveniencia, con ínfulas de superioridad moral -son los únicos que quieren la paz, al parecer- y directamente antieuropeo, remite a los peores tiempos del pacto entre Hitler y Stalin que desmovilizó a los partidos comunistas de Europa en interés de los dos tiranos.

Claro que, en realidad, es una caricatura. Porque ¿qué tiene que ver el falso paraíso de la URSS estalinista con la Rusia ultracapitalista e imperial de Putin?

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