El presidente de la CEOE no ha acudido a la mesa de negociación con los sindicatos y el gobierno, al no estar de acuerdo con la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) de ochenta euros. Pasa de 1.000 euros a 1.080. Para el señor Garamendi esta subida es desproporcionada y disminuirá el empleo.

Ayer el Parlamento europeo certificó que en 2035 dejarán de venderse coches y furgonetas de combustión en la Unión Europea. Aunque aún debe ratificarse la medida por los 27 y habrá que ver si no hay moratorias, han votado en contra grupos políticos como el Partido Popular, parece que de alguna manera el lentísimo parlamento europeo va dando pasos en eso de la descarbonización. La noticia no es baladí, y se suma a otras en la misma dirección, pero a mí me genera muchas dudas. No sé a ustedes qué les parece la cifra, 13 años, ¿no creen que es mucho tiempo?, y hablando del tiempo, ¿cuál es el margen que aún tiene de la humanidad?, y hablando de movernos, ¿se trata únicamente de cambiar el coche de gasolina por otro con baterías?

Muchos de los más temidos ecologistas hablan de la inevitabilidad del colapso eco-social, y por ende de un estrepitoso fracaso civilizatorio; para ellos ya andamos en el descuento y la incertidumbre sería cómo de dramático va a ser ese final, y su prioridad no es otra que la de preparar a la sociedad para un resurgimiento post-colapso. Otros ecologistas, y probablemente algunas agrupaciones políticas, quizás más esperanzadas o más entregadas a un mensaje posibilista, abogan por un "aún se puede hacer algo", que deja la puerta abierta a una acción determinada para frenar el cambio climático y poder mejorar o frenar la crisis. Por último está un pull inmenso y mayoritario de negacionistas o de indiferentes, anclados en intereses "de parte" o en el bienestar presente sin mirar al futuro. Entre esas tres tensiones andamos (perdonen lo minúsculo del planteamiento pero me quedo sin caracteres). Desde luego la noticia de que en 13 años se dejarán de vender coches de combustión refleja una posición política conservadora ante uno de los mayores dilemas que enfrenta la humanidad: no es ni mucho ni poco; ni urgente ni lánguido; y por supuesto no compromete ningún ciclo electoral…

Yo no me atrevo a poner plazo a la humanidad, ni siquiera soy tan valiente como para asumir la irreversibilidad y esperar el doloroso y sangrante colapso civilizatorio, pero intuyo que 13 años es mucho, demasiado, si de verdad podemos cambiar el rumbo…y que 13 años no es nada, si todo se reduce a autoengañarnos poniendo pilas al carro.

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