Un aplauso unánime

Ha llegado un tiempo para la introspección que nadie hubiese deseado, por no ser voluntario

Probablemente el aplauso de todo un país a nuestro personal sanitario tenga una carga de profundidad mayor de la que algunos desearían. La conjunción entre el aprecio que los españoles tenemos por una sanidad capaz de sobrevivir a recortes y despidos, y el hartazgo contra aquellos que tratan de manipular la pandemia según sus intereses políticos, ha sido la fórmula perfecta para lograr esta explosión de júbilo público, desde la intimidad de cada hogar, pero público.

Curiosamente nos encontramos ante el virus más constitucionalista de la historia. De momento no ha distinguido a la hora de contagiar ni por sexo, ni por edad, ni por individuo autóctono, ni por ideología alguna. Es lo que tienen las enfermedades, que destruyen las diferencias y nos hacen a todos igual de vulnerables. A pesar de ello aún queda algún supremacista tratando de cerrar su territorio para hacer y deshacer a su antojo, desde una irresponsabilidad absolutamente imperdonable.

Si en una guerra nos escondemos de ese enemigo que vemos como nos dispara, ahora nos encontramos frente a un atacante invisible, que se acerca tras el abrazo de cualquier conocido. Y esa incertidumbre nos vuelve menos humanos y nos empuja a la misantropía. Ha llegado un tiempo para la introspección que nadie hubiese deseado, por no ser voluntario, pero el hecho es que ya está aquí. Es evidente que las preocupaciones por el empleo, por la economía familiar y por cómo saldremos de esta situación son lógicas. Pero la salud es la necesidad más básica que podemos encontrar. Por eso no debemos perder de vista que toda pandemia tiene su punto final y ésta no va a ser diferente. El sacrificio puede ser grande, pero las siguientes generaciones sabrán con que seriedad deberán ser tratados estos problemas.

Ahora ha llegado el momento de que todos los científicos del mundo unamos nuestros conocimientos para salvar esta situación. No hay investigación más perentoria que la lucha contra el coronavirus. Ya sea desde la búsqueda en medicina de una vacuna todavía inexistente, o desde las tecnologías de la comunicación para que los ciudadanos no estemos aislados y sigamos sintiéndonos una sociedad, todos tenemos algo que aportar. Y si este tiempo nos sirve para la reflexión personal, para una vida en familia más intensa y para estar mejor preparados para el futuro, sigamos aplaudiendo porque ya hemos comenzado a vencer la batalla.

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