Editorial
Congreso del PSOE: manual de resistencia
El zoco
El domingo que viene, día 19, decidiremos los andaluces a nuestro próximo Gobierno. Según parece, o sea, según las encuestas realizadas por los distintos medios, el PP lleva todas las de ganar por una mayoría holgada aunque no suficiente para gobernar en solitario. Pero ¡ojo!, que las encuestas las carga el diablo. Hay que votar. Debemos votar y ejercer nuestro derecho, que no obligación. El problema es ¿a quién? Este dilema me recuerda a las verbenas de pueblo en las que todas las chicas se sentaban alrededor de la pista de baile y te quedabas mirándolas mientras te preguntabas ¿con quién bailo? El problema era que fuese la que fuese a la que sacaras a bailar, los comentarios de tener o querer una relación con ella no te los quitaba nadie. En la actualidad, en política, sucede igual. Inclinarte por uno u otro partido te marca para siempre.
Pero los tiempos avanzan y eso ya importa un bledo. Desde que Pedro Sánchez dijo que nunca pactaría con Podemos porque le quitaría el sueño y pactó al día siguiente, el voto no se sabe a quién se da. Nunca sabrás con quién bailas, así que lo mejor es sacar a la misma. En estas elecciones tenemos la ventaja de que la legislatura pasada ha sido apacible, el Gobierno PP-Cs estable, los andaluces han podido heredar y donar sin tener que renunciar a ello por los impuestos abusivos del gobierno anterior del PSOE y, en definitiva, las cosas han ido razonablemente bien a pesar del gobierno de Sánchez.
No nos engañemos, el problema no es PSOE sí, PSOE no. El problema se llama Espadas, títere de Sánchez y gobernando como él, con la extrema izquierda. O elegir un gobierno estable, cohesionado, razonable y con sentido común para atajar los problemas. ¿Queremos en Andalucía un gobierno en el que la mitad de los consejeros se contradigan, e incluso voten en contra de la otra mitad? ¿Queremos de presidente del Gobierno Andaluz al escudero de ese autócrata que toma decisiones sin contar ni siquiera con sus propios ministros? Se puede permitir, me pregunto, que un presidente comprometa, mediante una carta, un asunto internacional, sin conocimiento del Parlamento, ni siquiera de su propio Gobierno, y nos enteremos porque el Jefe del Estado del otro país lo haga público. ¿Se puede aceptar que ante tal estupidez no haya dado ninguna explicación? ¿Qué diferencia hay entre un presidente así y un dictador déspota? Hace bien Juanma Moreno en pedirle el voto a los votantes socialistas de toda la vida que se han quedado sin partido a quién votar. Esos que no saben con quién bailar, porque aquella con la que todos los años bailaba ya no es la misma. Este PSOE nada tiene que ver con la socialdemocracia europea. Solo un alumno, y poco avezado (inteligente), alcalde pueblerino de la capital andaluza puede decir: "¡Anda y quédate en tu casa! Eres muy de derechas!" Gran demócrata y muy lúcido (ha descubierto que Juanma Moreno es muy de derechas) este escudero de Sánchez. Mejor que se hubiese quedado de alcalde en su pueblo que es donde le conocen, en lugar de venir a Málaga a pedirnos el voto. Yo soy uno de los que se ha preguntado: ¿con quién bailo? Y lo he decidido, sacaré a bailar a quien lo ha hecho relativamente bien en esta legislatura que ha finalizado.
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