La ciudad postcovid

La mayoría de las necesidades que la pandemia ha puesto de manifiesto ya las conocíamos

Con la Covid-19 galopando a sus anchas por todo el planeta, la semana pasada se falló el concurso de ideas convocado por la mutua de seguros de responsabilidad profesional para arquitectos, Asemas, Arquitectura para el día después. El concurso ha sido una invitación a los arquitectos españoles para que reflexionen, a la vista de la experiencia que ha supuesto el confinamiento, sobre cómo debe ser la ciudad del futuro y su arquitectura. Invitación a la que han respondido 222 equipos que han participado en alguno de los tres temas propuestos: la ciudad, sus equipamientos y la vivienda. Pero pese al alto número de participantes, resulta llamativo que un denominador común a la mayoría de los trabajos ha sido la reivindicación de unos espacios públicos de calidad, versátiles y accesibles. Unos espacios que se conciben como la respuesta a una ciudad que se ha manifestado falta de lugares atractivos en los que suplir las carencias de las viviendas. Más allá de la formalización de las ideas presentadas, la ciudad postcovid que imaginan los concursantes es una ciudad mejor dotada de servicios y equipamientos, situados a no más de 15 minutos andando por unas vías de preferencia peatonal y adaptadas al uso de bicicletas o pequeños vehículos de movilidad que no interfieren con su disfrute por la ciudadanía. En la que lo público es objeto de mimo.

En el fondo, la ciudad postcovid propuesta no supone una solución a la transmisión de un virus que, hoy por hoy, no deja de ser una incógnita, sino que es una denuncia de las carencias de las urbes actuales. Unas ciudades en las que los espacios de paseo se limitan a unas pocas vías realmente atractivas, en las que la carencia de espacios de espera en los centros de salud se suple con colas al sol en unas calles hostiles y en las que cientos de personas pueden verse confinadas en sus barrios y con sus salidas limitadas a unos desplazamientos de varios kilómetros en un transporte público atestado, para ir a trabajar poniendo copas en otros barrios que todavía no han sido confinados.

La ciudad postcovid no debe ser muy diferente a la que ya hace tiempo se viene proponiendo. La mayoría de las necesidades que la pandemia ha puesto de manifiesto son las carencias del urbanismo, los equipamientos y las viviendas que ya conocíamos. La diferencia está en que ahora, sin prisas y con más tiempo, las hemos percibido en su verdadera magnitud.

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