Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

coleraquiles@gmail.com

¿Qué es eso de las clases sociales?

La lucha de clases es algo 'vintage'. Lo que es menester -que diría mi tita María-, es que todos nos llevemos bien

Los Testigos de Jehová solían regalar libros infantiles desplegables a las bibliotecas públicas. Desplegabas uno, y aparecían el león y la gacela en una selva de vivos colores conviviendo amistosamente. Una utopía. Como la que nos propone el vídeo ¡Basta de distopías!, del Ministerio de Asuntos Sociales. En él, se nos invita a leones y gacelas a vivir en buena armonía y a dejar de ser distópicos, anunciando catástrofes y pregonando que el futuro es muy oscuro. Una voz en off susurra: "Imaginemos un mundo mejor". Lo que es menester es que os llevéis bien, que diría mi tita María. Sin necesidad de lucha de clases ni de gresca. La idea tiene sus precedentes: M. Lutero King, que tuvo un sueño, John Lennon que imaginó cosas lindas.

La ranchera Vámonos, cantada por Chabela Vargas, pedagoga parsimoniosa que dictaba sus canciones despacio para que hasta el más lerdo pudiera copiarlas. En Vámonos, los amantes, de distinta clase, confiesan "no entender eso de las clases sociales", y sueñan con un mundo utópico, "donde no haya justicia ni leyes ni nada. Nomás nuestro amor". Sin romeos ni julietas, sin leones que se coman a las gacelas, sin pobres ni ricos, sin explotación ni dominación. De la distópica realidad que vivimos ahora solo tendría la culpa la adversidad, el destino. Olvidemos eso de que los ricos son ricos porque los pobres son pobres y que el bienestar del explotador depende casualmente del malestar del explotado; que el explotado está excluido de la posesión o del control de ciertos recursos y medios de producción importantes. Y a ver si dejamos ya de pensar que los individuos que controlan los medios de producción se apropian del producto de la actividad de aquellos a los que explotan.

Todo eso huele a vintage. Dejemos hacer, dejemos pasar, que el mundo va por sí solo. Y no hagamos caso a gente como E. O. Wrigth que en su libro Comprender las clases sociales sostiene que sí existen y que la lucha de los de abajo, y sus ocasionales aliados, contra los de arriba ha sido la manera de suavizar las desigualdades. Las distopías, y un neoliberalismo rapaz, han conseguido mandar al baúl de los recuerdos la lucha de clases. Pero soñemos con que un mundo mejor es posible. Sin mover un dedo, sin romper un plato. Sin levantar una barricada. Tristes luchas, si los vídeos no son sus únicas armas.

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