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La Navidad es para compartir, o al menos eso nos quieren hacer ver los tropecientos anuncios que vemos estos días en la televisión, con su todopoderoso consumismo primando por encima de todo, pero con esos tintes de colaboración salpicados por encima. La Lotería de Navidad es un ejemplo claro de esa tendencia a ser mejores entre el 22 de diciembre y el 7 de enero y que los niños se aplican un poco antes por eso de que de su comportamiento dependerá el número de regalos que se encuentren cuando se despierten por la mañana.
Bueno, lo de la Lotería. Pensamos que este año a lo mejor tenemos suerte y nos tocan 100 euros, quién los pillara, y compramos alguna papeleta que sirve más para hacer el favor a la asociación o al partido que para alimentar la ilusión y la fe por que un niño de San Ildefonso pronuncie nuestro número. Después también se da el hecho de que compramos por envidia, por si le toca a aquellos que me han preguntado que si quiero Lotería. Claro que quiero, no voy a querer. Pues no, no quiero, pero claro, como os toque a vosotros y a mí no a ver quién me aguanta. Así que dame un décimo.
Y ahí, en la Lotería, llevamos décimos a medias, que al fin y al cabo es compartir el gasto y el posible premio. Que lo mismo te sale a devolver y recuperas tus diez euritos (quien los pillara). Esto es solo un ejemplo de cómo tendemos a dar la mano al de al lado cuando nos conviene, pero también podríamos querer amasar cuantos más décimos mejor y ahí ya se nos va de las manos lo del sentido de la Navidad.
Lo que estaría bien sería compartir a lo largo del año. Pero no en el sentido solidario de la palabra, no en la limosna curarremordimientos. Lo que estaría bien sería compartir lo que nos gusta. Que alguien te llegue y te diga que quiere ver contigo tu película favorita, de la que hablas constantemente porque eres muy pesada. O que acepte compartir parte de su tiempo contigo escuchando, yo qué sé, carnaval. Que a lo mejor se le hace un poco pesado, pero el espíritu (y no el navideño), le lleva a aguantar de manera estoica antes los doscientos pasodobles que le has puesto ya sobre Andalucía.
Que te toque el Gordo debe estar bien porque seguro que te permite estar mucho tiempo compartiendo las cosas que te gustan. Compartirlas sin Gordo de por medio está mucho mejor.
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