EN la mejor versión ilustrada jamás hecha de una obra literaria, Miguel Ángel incluyó una viñeta en la que un barbudo y venerable anciano con cuerpo de halterófilo casi toca con su dedo el dedo de otro hombre, lampiño e igualmente macizo. Se identifica al primero con Dios y al segundo con Adán, en el trance en el que el Creador otorga vida a su creación. Por lo que sabemos de Italia, su historia y sus noticias, también pueden representar a un presidente de la República otorgando una sinecura al marido de su hermana. Italianos, hermanos mediterráneos, que nos lleváis la delantera en moda y diseño industrial, cómo nos esforzamos para estar a vuestra altura…

Parece que el asunto Marmolejo acaba. No de la mejor forma; para eso tendría que no haber empezado. El concejal se va para comerse los polvorones con la familia, después de los marrones que se ha comido con el cuñado. El alcalde no salió muy rebozado en pringue y su decisión de fiscalizar mejor los contratos menores puede acabar fortaleciéndolo. Incluso Javier Arenas aprovecha para señalar a los socialistas andaluces que conservan cargos públicos sin que el partido los expulse, ya que por sí solos no van a descargarse. A Arenas podría caérsele la faz de la vergüenza si se le señalaran a él los miembros del PP imputados que calientan banca y banquillo; no vamos a hacerlo ahora. Lo de Manuel Marmolejo más bien sirve para que atendamos a municipios donde la contratación digital es parte de las tradiciones populares, como el día de la berenjena temprana o la defenestración de cabra desde campanario. El índice concejil triunfa incluso en pueblos hasta ahora famosos por otros apéndices.

Arantxa Toledo, concejal socialista en Archidona, ha presentado una denuncia a la Fiscalía (algo más serio que acusar en el Pleno o pegar tiritos insidiosos): 60 contratos a empleados pasándose por el forro la bolsa de trabajo y otras normas; o contratas menores asignadas arbitrariamente aunque superasen el presupuesto establecido para que se las considerase "menores". El alcalde, Manuel Sánchez, es de Izquierda Unida. Si Toledo tiene razón, demuestra que todos los partidos albergan garbanzos negros aunque alardeen de no albergar chorizos. "Un alcalde de IU podrá meter la pata pero no la mano", dijo hace poco en una entrevista el parlamentario andaluz José Antonio Castro. Sánchez ha podido meter el dedo hasta el corvejón (si hay corvejón en el dedo, que internet no me lo aclara).

Un código ético no remedia estas cosas. Ni presumir de incorruptibilidad cuando no se disfruta de una posición para corromperse. La legislación se protege con más leyes, estrictas y difíciles de sortear. "Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela". Tampoco hay que pasarse: basta meterse el dedo en la nariz hasta que se quiten las ganas de indicar a un pariente. Aunque no lo parezca, es más limpio.

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