Desestabilización sincronizada

07 de diciembre 2024 - 03:07

Hasta ahora la coordinación política dentro de los partidos era una demostración de su fortaleza y estrategia propias. Presentar un manifiesto en todos los Ayuntamientos al unísono, o mostrar una misma idea a la ciudadanía a través de los diferentes medios de comunicación, exigía un mayor esfuerzo, pero consolidaba un único mensaje. Sin embargo, en los últimos tiempos sorprende la activación de acciones comunes desde puntos diametralmente opuestos y hace pensar que todo ello no es fruto de la casualidad.

Expresiones tan ocurrentes como la de “equipo de opinión sincronizada” empiezan a sernos habituales. En el fondo esto demuestra una cierta pobreza de ideas y de proyectos, especialmente para aquellos que necesitan el argumentario diario para corear su inexistente opinión. Cada vez se echa más de menos a esos políticos ilusionantes con libertad de ideas y grandeza de principios. Pero nos han tocado tiempos complejos, donde los actuales se han cultivado en los 140 caracteres de un “tuit” y ahora difícilmente logran superar los 141.

El envío por error de los argumentarios de Moncloa a la prensa ha sido el culmen del despropósito. Si alguien dudaba de la obediencia ciega y del control de opinión en los ministros, ahora se le habrán abierto los ojos. Es de suponer que indicarles cómo responder, ante tantos casos de escándalos y corrupción como les rodean, estará siendo una labor titánica, pero nadie tiene infinitas manos para tapar la cantidad de vías que no cesan de abrirse en el casco. Y en el fondo no es más que un email erróneo que se añade a la larga lista de envío de mensajes inadecuados e inconvenientes, con los que nos tienen acostumbrados. Desde luego habrá que redactar una ley de desprotección de datos, ante tanta transparencia política indeseada.

En el plano internacional esa desestabilización es mas elocuente. Las sospechas del apoyo ruso tras el intento de independencia de Cataluña, donde unió a propios y extraños bajo la bandera del supremacismo nacionalista, sigue repitiéndose en diversos lugares. El Brexit en Gran Bretaña o la reciente caída del primer ministro francés, atribuibles a extremismos de derecha e izquierda coordinados, son señales de movimientos telúricos muy bien definidos. Y deben alertarnos, pues sirven tanto para sentar a partidos estrambóticos en el parlamento europeo como para remover el orden de las democracias más consolidadas.

stats