URGENTE Pedro Sánchez se retira de la vida pública hasta el 29 de abril para pensar si seguirá de presidente del Gobierno

Durante la campaña electoral, conocidos reporteros de medios nacionales se desplazaron a Andalucía para explicar a sus electores, en extensas e interesantes crónicas de carácter sociológico, cómo somos los andaluces. Aunque dudo que hayan servido para entender el inexplicable fenómeno por el que el PP ha arrebatado al PSOE la hegemonía en Andalucía. Y que, además, ese deslizamiento histórico se haya producido -en tiempos de polarización, crispación y desmesura- de forma tranquila, sin extremismos y con la amplia victoria de un candidato que se ha esforzado en exhibir moderación y buenas maneras. Coincidiendo también ese mismo perfil en su oponente socialista. Algo insólito en los tiempos que corren. Probablemente lo sucedido nos devuelva a la lógica bipartidista en la que, por un elemental principio físico, el espacio cedido por uno es ocupado por el otro. Y el PSOE ha perdido demasiado terreno al no superar el estado de perplejidad en el que se sumió tras la pérdida del poder. Que ejercido durante treinta y seis años consecutivos inevitablemente marca carácter, de forma indeleble me temo. Probablemente su error haya sido no saber contrarrestar el relato político y mediático de la derecha en el que las décadas de gobiernos socialista, con sus muchas luces y sombras, quedan reducidas en una versión 2.0 del "paro, despilfarro y corrupción", aquel mantra que Aznar repetía contra González. Y aprovechando también que el nuevo socialismo, en un exceso de adanismo, pretendiendo superar lo que creían lastres del pasado, también enterraron lo mejor de su historia. Quizás, consciente de ese error, Pedro Sánchez dijo en campaña, algo tan objetivamente cierto, como que lo mejor que le ha sucedido a Andalucía ocurrió con gobiernos del PSOE.

Elías Bendodo, tras contarlos, afirma que el PP en Málaga ha recibido 25.000 votos de exvotantes socialistas. Es posible, aunque entre Bendodo y la verdad hay cierto antagonismo. Como toda la derecha trata de cargar el fracaso electoral andaluz sobre la espalda de Pedro Sánchez. Y es posible que éste caiga mejor entre sectores de la izquierda -que no vota socialista o no vota- que en una parte del electorado más tradicional del PSOE. Pero las causas de la derrota son muchas y el verdadero peligro para los socialistas serán los análisis erróneos e interesados: como se está haciendo ahora y se hicieron también tras las elecciones de 2018.

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