Palabra en el tiempo

Alejandro V. García

Los escaloncitos

EL presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, ha comparado su proceso con una escalera. "Dos escaloncitos más y todo habrá pasado", ha declarado. La metáfora de la escalera arrastra ecos sobrenaturales y literarios. Por una escalera de pocos tramos subían los reos al cadalso a cumplir su destino; por otra, pero de mármol, ascendían los mártires al circo romano para enfrentarse a los leones; hay una escalera que se sube al cielo, como nos enseñó Led Zeppelin; pero también se desciende, con Dante y Virgilio, a uno de los círculos del Infierno; o se baja a la cripta de los muertos y a los sótanos de la culpa. No ha especificado Francisco Camps si los escaloncitos son de subida o de bajada, aunque yo apostaría a que se trata de una escalera reversible, como las que nos suben o nos bajan en los grandes almacenes.

Que falten sólo dos escalones no significa que el destino sea menor ni menos penoso, aunque esa sea la intención de Camps y, en general, de todo el PP que se ha levantado como una sola persona para minimizar la acusación de cohecho. ¡Todo es diminutivo! Así, mientras el presidente de la Generalitat reducía su calvario a dos peldaños de poca alzada, otras voces se referían a las dádivas ofrecidas por la trama de corruptores como "cuatro trajes", del mismo modo que cuando apenas llueve se suele decir que han caído cuatro gotas.

Pues eso, a Camps le cayeron sobre los hombros en un descuido cuatro trajes y sobre los pies un par de zapatos. Siguiendo esa tendencia minimalista, Rita Barberá ha comparado el vestuario con un lote de anchoas, e incluso con la cacería de Bermejo que, por cierto, ha sido absuelto penalmente aunque es posible que apechugue con una sanción administrativa.

¡Lo pequeño! Como cantaban los misioneros de La Salle "qué tendrá lo pequeño que a Dios tanto le agrada. Gotitas forman los mares con sus semblantes de plata". Pues eso, que llovieron cuatro trajes. El juez de Valencia que ha culminado las diligencias contra Camps y otros tres políticos de su partido ya se debía maliciar, mientras redactaba el auto, la apelación a la insignificancia y por eso deslizó este párrafo aclarativo: "Aunque el precio de esas prendas pudiera parecer a alguien escaso o aun ridículo en comparación con la magnitud de la función desempeñada por algunas de las personas obsequiadas, esta circunstancia no es excluyente del desvalor de su acción. Si se pretendiera hacer un juicio de valor relativo respecto a la antijuricidad de cada una de aquellas conductas, esa forma de evaluarlas entrañaría la relativización misma de los valores sociales" contenidos en las normas jurídicas.

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