El espectáculo de la Justicia

En las detenciones de Torres y Villafranca el juez no veló por la discreción que sí se ha dado con el comisario de Fuengirola

Hace sólo un par de días, policías de Fuengirola, por orden de un juez, naturalmente, procedían a la detención del que, hasta ese momento, era comisario de esa misma fuerza pública en aquella localidad malagueña. Al parecer, los presuntos delitos por los que se le está investigando son, entre otros, los de revelación de secretos y de coacciones. Curiosamente, no se han ofrecido imágenes del momento de la detención, ésta se debió de realizar con la suficiente discreción y respeto a la presunción de inocencia como para que el control de la información no se sustrajese de manos de la policía, en ningún momento.

Hace, también, uno o dos días, se informaba públicamente de la sentencia absolutoria del llamado 'caso audioguías' que se ha seguido en la Audiencia de Granada durante los últimos ocho años, además de otros tres acusados, contra la que fuese directora del Patronato de la Alhambra y el Generalife, María del Mar Villafranca, persona que ha sido destacada militante socialista, habiendo llegado a ser la única granadina en formar parte de la ejecutiva nacional del PSOE de Pedro Sánchez. Mencionada sentencia reprueba éticamente -y con nada disimulada dureza- el modo de adjudicación del citado servicio por los directivos del Patronato de la Alhambra a un determinado y concreto empresario. Sin embargo y al mismo tiempo, la resolución judicial exculpa a los acusados de cualquier causa criminal. Es decir, que obraron éticamente muy mal, conduciéndose feamente por los filos de la ley, aunque no llegando a salir de ella.

Por otro lado, el que fuera alcalde de Granada del Partido Popular, durante trece años -a partir de 2003- José Torres Hurtado -Pepe Torres para el gran público- fue igualmente detenido en 2016, también por orden judicial y literalmente 'cosido a pleitos' a continuación, por multitud de presuntos delitos de los que, uno tras otro, como si de tela de araña pudiera tratarse -y tras largas, duras, dolorosas y complejas peregrinaciones judiciales- ha venido siendo exculpado por la justicia, quedándole en la actualidad un solo asunto ventilándose entre los blancos encajes, en las mangas de las negras togas y bajo el mazo austero de los jueces.

La gran diferencia entre la primera de las detenciones y las otras dos siguientes radica en la gran espectacularidad. Es decir, en que en los casos tanto de Villafranca como de Torres, lejos de contar con un juez que, además de ordenar prudentemente las respectivas detenciones, hubiese velado de modo eficaz por la conveniente discreción, como sí ha sucedido en el caso del comisario de policía, evitándose sensacionalismos exacerbados y textos amarillistas y hasta desquiciantes que, junto a otros ingredientes, pudieron propiciar, en otro momento y asunto, la desaparición de la gran alcaldesa que fue de Valencia, Rita Barberá. ¿O no?

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