El estupor de España

El verbo más equivalente a “causar estupor” sería causar “estupefacción”. Pues bien, ante lo que estamos viendo y viviendo, no cabe duda de que España está estupefacta. Cuando menos, lo están todos aquellos españoles a los que aún les queda alguna neurona sana. Cuánto estupor no tendrá Alfonso Guerra, insigne socialista, como para afirmar que en el PSOE actual: “Hay que tomar una decisión: proteger a Sánchez o proteger al PSOE. Ambas cosas no son compatibles”. Y, en la misma línea, ha dicho que “el PSOE está en manos de bandidos y macarras”. Estupor causa que Pedro Sánchez desprecie al Senado tachándolo de circo. Uno se queda verdaderamente estupefacto comparándolo con el Congreso de los Diputados y ver a la vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero, haciendo aspavientos con gestos de chimpancé y aplaudiendo, como una subnormal, los pésimos y burdos chistes de Sánchez, a la vez que suelta unas maleducadas carcajadas a todas luces forzadas.

Causa estupor contemplar al fiscal general del Estado, con la toga humillada, imputado como un vulgar delincuente ante el Tribunal Supremo, defendido por dos Abogados del Estado y una fiscal (subordinada suya) que tendrá que hacer la función contraria a la que le corresponde a un fiscal. En lugar de impulsar la acción de la Justicia en nombre del pueblo, se verá obligada a defender al imputado.

Estupefactos estamos los españoles ante el intento de sacar adelante, por intereses espurios de Sánchez, una Ley de Amnistía redactada fuera de España por los pretendidos amnistiados. También causa estupor que el presidente del Tribunal Constitucional haya sido ministro del Gobierno con Pedro Sánchez y, mucho más que estupefactos, estamos al ver como la legislatura sale adelante por los intereses antiespañoles de pro-etarras asesinos que, encima, nos aleccionan sobre la moral y los derechos humanos, además del interés de los separatistas indultados y amnistiados, después de cometer los delitos más graves contra el Estado y el pueblo español.

Y con estupor nos hemos de tragar que el Gobierno nos repita que España va muy bien (económicamente) cuando la europea Tasa de riesgo de pobreza y exclusión social (Arope), en 2025 es del 25% de la población española, más de 12,5 millones de españoles, se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social, especialmente en la población infantil que alcanza al 30% de los españolitos.