Dos explicaciones obvias

Lo que me sirvió fue la conversación con el director de la Escuela después de mi primera acta de calificaciones

A Reverte le ha sentado mal descubrir que más del 90% de los alumnos que se presentan a la EBAU lo hacen con más de un notable de media. Lo ha escrito en el ataque de cólera que publicó el lunes. A mí no. A mí me ha recordado una de mis primeras revisiones de exámenes. Cuando el alumno, de no más de 20 años y suspenso, se preguntó desconsolado qué tenía que hacer para aprobar y mi respuesta no pudo ser más obvia: estudiar y presentarte en septiembre. Ni memorizar ni repetir los ejercicios como un copista, sino entender la materia. Y procurando entenderle, le pregunté por su nota de acceso a Arquitectura. Más de un 13. Casi un 10 para los que hicimos la Selectividad cuando aún se suspendía. Un expediente perfecto como el de otros muchos que todavía veían la Arquitectura como una profesión con glamur con la que ganarse bien la vida. Recordé que a mediados de los 80 conocí al mejor expediente de Bachiller de la provincia, que apenas rascaba el 8,75 después de sacar matrícula hasta en Deporte, y les recomendé que asumieran que no eran torpes, pero que habían llegado dopados a la Universidad. Lo que es doblemente malo. Malo, porque no saben lo que deben conocer. Y nuevamente malo porque desconocen que lo ignoran.

Creo que valió de algo porque más adelante aprobaron. A mí, lo que me sirvió fue la conversación con el director de la Escuela después de firmar mi primera acta de calificaciones. Molesto con el porcentaje de suspensos, exigió una explicación tan obvia como la que recibió el alumno: ideológicamente es guay que empecemos con las asignaturas troncales desde el primer curso, pero pedagógicamente es una barbaridad no enseñar antes las herramientas necesarias para su aprendizaje. O lo que es lo mismo, ni se puede explicar Estructuras sin saber Matemáticas, ni Filología Inglesa sin antes hablar inglés. Obvia, pero equivocada. Porque tal y como él me explicó, el alumno ha firmado un contrato y debe ser arquitecto en cinco años. También es obvio que el aprobado en Derecho se lo regalaron. Los contratos establecen condiciones que vinculan a las dos partes y este obliga al alumno a adquirir un mínimo de conocimiento. Antes de entrar en la Universidad hay tres cosas que inevitablemente te hacen un hombre: que te deje la primera novia, te partan la cara y te suspendan una asignatura. No le deseo mal a nadie, pero están llegando cruditos y amenazan con salir poco hechos.

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