
Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Turrones
Un apunte
SIN buscarlo me encontré en el epicentro del caos. La fila 17 era la primera de la zona B. Delante había un pasillo que separaba las butacas más caras y hacía de salida de emergencia. De pronto, un grupo de personas comenzó a solicitar su asiento. La fila 16 B no existía. Después de increpar a la organización, algunos decidieron arreglar el problema por su cuenta y se adueñaron de las sillas -de lo más incómodas, todo hay que decirlo- que estaban vacías, por lo que dejaron de pie a los que llegaron más tarde. Los ánimos se caldearon tanto que el espectáculo comenzó mucho antes de que los artistas salieran al escenario. Después de recolocar a la gente y eliminar el citado pasillo, abucheos y gritos vaticinaron lo peor. El sonido no llegaba a las gradas altas y el cabreo empañó el inicio de una actuación que al final resultó espléndida.
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