En el fondo todos ganaron

Ahora comienza un tiempo de altísima responsabilidad. Nunca una mayoría absoluta será tan analizada

Es habitual que en la noche electoral todos los partidos transmitan la sensación de haber ganado las elecciones. Por ello es conveniente esperar algunos días para ver los efectos reales del resultado dentro de cada formación. Y estas elecciones andaluzas no iban a ser menos, tras el importante e histórico vuelco electoral producido, por lo que es curioso analizar las excusas con las que algunos justificaron su cercanía o su desapego al electorado. En el fondo ha sido un baño de realidad y una demostración práctica de como cada votante es, y debe seguir siendo, dueño de su voto y único responsable de su destino.

Todavía durante esta semana se oía a algún nostálgico líder hablar de que no habían sabido movilizar a sus votantes. Esos adjetivos posesivos "sus", "mis", "nuestros", tan habitualmente asociados al término "votante", muestran el grado de madurez que algunos partidos dan a los electores. Sólo cuando alguien es capaz de pensar que el voto pertenece al ciudadano y que el partido, con sus candidatos y sus programas, debe convencer y pedir prestados durante una legislatura a cada persona su confianza y su voto, es digno de competir en unas elecciones.

Para otros, haciendo una pirueta rocambolesca, la victoria se debió a la ingente cantidad de dinero enviada por Sánchez a Andalucía. Realmente nadie sabía que nuestro presidente y su gobierno tuvieran tantos recursos en sus bolsillos, porque todos pensábamos que era el dinero cedido por los españoles a través de sus impuestos. Ciertamente lo que ha ocurrido es que el destino final de las transferencias económicas no han sido siniestros lupanares ni las arcas del narcotráfico, ni siquiera sorprendentes jubilaciones de personas, sin relación laboral conocida, pero con relaciones familiares muy reconocidas. Probablemente los dos años de pandemia hayan supuesto una mejor vigilancia de las inversiones y un mayor rigor en su destino, por lo que Andalucía se ha transformado firmemente, como ya merecía hacerlo.

Ahora comienza un nuevo tiempo de altísima responsabilidad ante la ciudadanía. Nunca una mayoría absoluta será tan analizada cara a extrapolar su estilo de gobernanza, por lo que haber comenzado dando las gracias sin balcones y entre el público ha sido una buena señal. Esperemos que también se elija al mejor equipo gubernamental, sin chupipandis ni compromisos inquebrantables, por el bien de todos los andaluces.

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