
El mundo de ayer
Rafael Castaño
Tiempo roto
Al llegar al pequeño estudio de Fulvio Gonella en el corazón de Torremolinos sentí algo parecido a lo que experimentó Alicia al cruzar a otra dimensión. La realidad que nos muestra Fulvio en sus cuadros no es la que nos encontramos habitualmente; te la ofrece desde otra perspectiva y hay que estar predispuesto para poder y saber entrar en ese universo que te deja absorto. Mientras observo esos colores refulgentes, fauvistas o truculentos, ya percibo que me encuentro ante un incipiente genio, sobre todo después de charlar con él y mostrarme su mundo interior. El auténtico artista no es como la gente corriente.
Me explica que la afición le viene de lejos, cuando era un infante, y que se inició en el hiperrealismo. El salto de un estilo a otro es realmente tremebundo. Quiero indagar en sus fuentes y me quedo someramente con el dadaísmo, el fauvismo, el infantilismo y poco más. Él me habla de Jean Dubuffet, el creador del Art Brut. Ahora todo encaja: Fulvio Gonella ha trabajado y ha estado en contacto con niños autistas e incluso con personas deficientes acogidas en hospitales psiquiátricos. Todos ellos usaban el arte para canalizar sus miedos, traumas o inseguridades. De esta manera puedo comprender mucho más su arte.
Siempre me he interesado por la técnica utilizada y el proceso creativo, no solo por las influencias o fuentes donde bebe el artista. FG trabaja especialmente el acrílico por las ventajas físicas o bioquímicas que ofrece frente al óleo, aunque esto también lo utiliza esporádicamente: en realidad no necesita plasmar la profundidad en su pintura. Obviamente su estilo va por otros derroteros. También me fijo en un cuadro de claras reminiscencias mironianas. FG suele escribir antes de pintar. Realmente pintura y literatura se enroscan de alguna manera. Una novela corta puede ser el embrión de un cuadro. Escribe poemas sin puntuación alguna, tal y como propugna la escritura automática del Surrealismo con la famosa liberación del mundo onírico. El rap y toda la sensibilidad del arte urbano impregnan sus composiciones. FG me mostraba satisfecho algunos de sus poemas, vertidos musicalmente a través de la IA. Después, me habla de los tres estadios de significados que toda su obra exhala. El primero es el superficial, pero hay que bajar dos escalones más para entrar en su dimensión. Cuando salí al exterior, percibí de nuevo nuestra anodina realidad.
A Gonella se lo rifan en las galerías de medio mundo. Debemos mantenerlo aquí en nuestro querido Torremolinos con mimos y atenciones para que no se vaya a otro planeta.
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