Brindis al sol
Alberto González Troyano
Vieja y sabia
Después de una semana compleja para el PSOE sometido a un cerco judicial con las acusaciones sin pruebas de Víctor Aldama y la dimisión de Juan Lobato por la filtración de los correos del novio de Isabel Ayuso, llega su congreso. El 41 Congreso Federal se plantea, sin duda, como un cierre de filas en torno al liderazgo de Pedro Sanchez y su gobierno. No se espera un congreso crítico. Será interesante ver qué líderes autonómicos salen reforzados y cuáles son las nuevas caras y nuevos cargos. La idea es preparar una renovación del partido para 2027, en el caso de completarse la legislatura, y estar listo para las elecciones generales, autonómicas y municipales de entonces. Sin embargo, tres años es mucho tiempo en política y el primer año de este gobierno ha sido muy difícil.
La pregunta que hay que hacerse es si Sánchez tendrá que convocar elecciones antes del final de la legislatura o podrá llegar al final de la misma. Entre los elementos favorables está haber conseguido una reforma fiscal que quizá haga posible unos presupuestos generales del Estado; en segundo lugar, el gobierno de Salvador Illa ha conseguido una estabilidad en Cataluña, desconocida con los gobiernos independentistas y, finalmente, los datos económicos son razonablemente buenos. La macroeconomía está bien pero al ciudadano lo que le interesa es si vive peor o mejor –ya han visto lo que ha pasado en las elecciones americanas con Trump- . Aún así, Sánchez sufre para aprobar cada ley, las negociaciones son ‘in extremis’ y consigue aprobar pocas leyes. En cualquier caso, está claro que los socios de coalición prefieren tenerle de socio a él que a Feijóo. Sus intereses están más protegidos que con un gobierno del PP y VOX. Sin embargo, condicionan la política a corto plazo y hacen mucho más difícil las negociaciones y la consecución de resultados.
La otra cuestión, es la cuestión de la corrupción –algo que no iba a suceder, ni se iba consentir- y que está siendo propiciado como un auténtico acoso judicial y como una estrategia por parte de la derecha. Las terribles intervenciones de Feijóo, Cuca Gamarra y Miguel Tellado empiezan a ser previsibles y quizás convenzan a sus partidarios, pero no a la mayoría de la ciudadanía. Los casos de Koldo y de José Luis Ábalos son lamentables e injustificables pero incomparables con los casos y tramas de corrupción que hemos visto en el PSOE y en el PP anteriormente en nuestra historia democrática y, seguramente, serán los únicos casos que llegarán a algún lado. Sin duda, esto propicia un desgaste al gobierno pero no va a acabar con él. Sánchez llegará al final de la legislatura no porque sea aclamado en el Congreso de Sevilla sino porque consiga articular una política convincente desde el gobierno de coalición que preside. El futuro no es lo que era.
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