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Algunos de los que están trabajando ahora aquí o que lo harán en breve serán gurús de la tecnología en los próximos diez años", augura Jesús Amores. Él es el responsable de Impact Hub Málaga, un espacio que funciona como una incubadora de talento en el que Vodafone ha situado parte del equipo de su centro de innovación, que tendrá que generar desde esta provincia los 6,7, 8 y sucesivos G que la tecnología impulsará en la próxima década.
¿Saben en dónde trabaja parte de este equipo que transferirá el conocimiento tecnológico de su empresa a los países europeos y, quizá, al resto del orbe? En los Callejones del Perchel de la capital.
Lógico, la urgencia ha impedido esperar a la multinacional a que se alcen las torres de Repsol, para que desde alguna de sus plantas se les encienda la chispa a los ingenieros al contemplar desde la altura el simbólico parque que se recreará. Como en los guiones de las películas del postfranquismo, el desnudo siempre puede justificarse. Tampoco podían alquilar un par de habitaciones del futuro rascacielos del puerto, para que cuando los genios sufrieran un colapso mental pudieran salir a la terraza de 360 grados para reencontrarse con la chispa. Y no han querido tener paciencia para colgar el logo de la empresa telefónica en el reluciente blanco de los mazacotes de Martiricos, que como un shérif que se interpone entre el paisaje por el que antes se adivinaban los Montes, advierte al Guadalmedina que vigilan su curso desde la superioridad.
El número 8 de los Callejones del Perchel es también un edificio de varios pisos. Pero no hay que mirar hacia arriba para toparse con el hub, el término que identifica un lugar de interconexión universal. Ya sea porque los aviones regresan a dormir a sus hangares después de cruzar por el aire los continentes o porque desde allí se irradian nuevas tecnologías que permitirán el avance de la humanidad. La sede de este Impact Hub Málaga se encuentra en una planta baja.
Al acceder al inmueble, da la impresión de que regresas al rancho de La Ponderosa y que El Virginiano terminará por aparecer. Para los menos antiguos, se simula una casa rural equipada con sillas y mesas de segunda mano adquiridas en Wallapop. Con ventanales a pie de calle que se asoman al asfalto y al tráfico de la zona.
Así que los gurús que en la próxima década pueden alumbrar la Tierra, han elegido Málaga por otros intangibles que, en realidad, son los que proporcionan la auténtica calidad de vida. Mientras otros gurús locales se empeñan en deshumanizar esta ciudad pensando que en eso consiste el auténtico progreso y la modernidad.
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