
Alto y claro
José Antonio Carrizosa
Tiempos de rebelión
A la sombra de los olmos
Hemos conocido la iniciativa de Elvira Gómez, trabajadora de limpieza municipal en Terrassa, que ha lanzado una campaña en Change.org para reclamar una ley que fije un límite de temperatura en los trabajos en la vía pública. Todo ello, tras la muerte de Montse Aguilar, operaria de limpieza de 51 años en Barcelona, que falleció el pasado sábado después de sentirse indispuesta durante su jornada laboral.
Parece que el cambio climático es una realidad indiscutible y deberíamos asumir estas situaciones de elevadas temperaturas u olas de calor como algo estructural y definitivo. Es por eso, que esta iniciativa de Elvira es más que oportuna y aunque yo abogaría como ella por regular el trabajo de personas que sus tareas se desarrollan al aire libre, también abogaría hacerlo en otros ámbitos de la vida laboral y de los servicios públicos.
Convendría valorar si no es razonable comenzar el horario de trabajo en todos los servicios donde ello sea posible a partir de las 6 de la mañana y hasta las 12 horas del medio día. Impulsar el teletrabajo en todos aquellos servicios públicos y privados que puedan prestarse mediante esta modalidad, es otra opción.
En los servicios sanitarios, en muchas ocasiones hay pacientes con patologías crónicas y (también) de edades avanzadas que no debieran ser citados en horario de máximo riesgo a partir de las 12:00 horas. Por eso, comenzar las consultas a las 6:00 horas es algo a considerar.
Y en este contexto, replantearse el cambio horario que para nuestro país es un elemento añadido que condiciona la vida laboral y las actividades cotidianas, exponiendo aún más a la población a los efectos de las altas temperaturas.
Sería conveniente avanzar en cambios de este tipo, porque hay que proteger la salud de la población en general y de las personas más vulnerables, en particular. Propuestas de este tipo ayudarían a mitigar y disminuir el impacto en salud y la mortalidad por golpes de calor, que este año puede ser impresionante.
Sería conveniente avanzar en cambios de este tipo, porque hay que proteger la salud de la población en general y de las personas más vulnerables, en particular. Propuestas de este tipo ayudarían a mitigar y disminuir el impacto en salud y la mortalidad por golpes de calor, que este año puede ser impresionante.
Es por todo eso que merece la pena abrir un debate amplio y sereno sobre la forma de organizar la vida social y laboral para tomar decisiones acordes a la realidad climática que nos afecta. Esconder la cabeza debajo del ala no sirve de nada. Actuemos con valentía.
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