Gracias Francisco

26 de abril 2025 - 03:07

El fallecimiento del Papa Francisco ha sobrecogido a propios y extraños. Su personalidad única ha generado tantas adhesiones inquebrantables como rechazos inconfesables, señal de que no era alguien llegado para pasar inadvertido. Y hoy muchos le reconocen la inmensa e intensa labor llevada a cabo para reencontrar los orígenes del cristianismo, con una dedicación constante a los más pobres y necesitados de este mundo. Ahora se abre un proceso para la elección de su sucesor, pero el mensaje que han dejado su legado y su impronta perdurarán a lo largo de la historia.

Los tres últimos Papas han generado una interesante evolución en la propia Iglesia Católica: Juan Pablo II acabó con las fronteras entre bloques, creadas tras la Segunda Guerra mundial, y salió de los palacios vaticanos para llevar su mensaje a toda la orbe cristiana; Benedicto XVI marcó un nivel teológico y científico único, acercando la iglesia al mundo académico de los creyentes y no creyentes; por último Francisco I llevó el mensaje cristiano hasta las fronteras, a los que más sufren y padecen, y nos recordó a todos que ese es el verdadero objetivo de nuestras vidas. Cada uno de ellos representa las diversas cualidades y características que se pueden observar en la vida de Jesucristo, y por tanto todos respondieron con claridad a la misión para la que fueron elegidos.

Es lógico que haya aspectos de Francisco que muchos no compartan. Pero su papel no ha sido el de apacentar las ovejas, si no el de animarnos a entregar la vida por los demás. Sacar del confort a propios y extraños, y llamar la atención sobre los problemas más urgentes y universales, han sido la pauta permanente de su papado. Era de esperar que su formación jesuítica y su origen hispanoamericano marcaran su particular estilo de relacionarse con la humanidad y hoy son muchos los que lo despiden haciéndose eco de sus palabras.

Ahí quedan una serie de documentos que atestiguan su legado. Desde Evangelii Gaudium, por su impulso a la iglesia para entregarse al mundo, hasta su Laudato Si, como homenaje a la creación y la defensa de la naturaleza, cada uno de ellos ha sabido abordar los problemas de nuestro tiempo. Hoy nos queda ese último adiós a un Papa cuyo cuerpo será recibido por los más necesitados, sus amigos, al pie de la escalinata de Santa María la Mayor. Una vida intensa con un final cargado de simbolismo: “Gracias Francisco”.

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