Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

Una guerra sin guerra

La verdad es lo primero que sucumbe en la guerra. En los conflictos la información se vuelve propaganda

Llama la atención la falta de imágenes de batalla de esta guerra en Ucrania que, según se ve en los partes diarios, parece más una cuestión de refugiados que de frentes bélicos con tanques y bombazos en el campo de batalla.

A todos nos duele tanto quebranto para un pueblo entero en armas, obviamente. Pero se diría tras diez días viendo las teles, especialmente las gubernativas, que todo fuera gente que huye, niños que lloran con muñecos y mascotas en los brazos y poco más. Sólo en videos particulares se ven derribo de aviones o ataques a los carros de combate. Los soldados (más de cien mil rusos y decenas de miles ucranianos) se diría que se los ha tragado la tierra. Solo aparece población civil desesperada que sufre en los refugios o que asalta trenes para huir de la muerte. Ni tiros ni acciones bélicas. Curioso.

Ambos bandos habrán establecido su censura informativa sobre las acciones militares. Nada nuevo. Se filtra lo que interesa para no dar pistas al enemigo. Lo normal. Pero sorprende que, en puridad, esta guerra no es exactamente nuestra. Me explico. Los contendientes son Rusia y Ucrania y, que se sepa, ni España ni Europa han declarado la guerra a nadie. Somos solidarios con un bando (los ucranianos) pero neutrales, aunque apliquemos el boicot al fortachón ruso comiéndose al débil que es Ucrania.

La verdad es lo primero que sucumbe en la guerra. En los conflictos la información se vuelve propaganda hacia la segura victoria. Ok.

Nos han machacado hasta la saciedad con que es Rusia la dictadura que censura los medios. Pero en toda Europa y USA los gobiernos han censurado y apagado la señal de Rusia Today, el canal financiado por el gobierno ruso. La pregunta que surge es qué mal nos va a hacer a los neutrales (por ahora) tener la información de ambos bandos. Y así elaborar la verdad por nosotros mismos. Como adultos y neutrales que somos y mientras lo seamos.

Será deformación profesional o falta de sentimentalismo (que no de sentimientos), pero algo no cuadra en esta cobertura informativa sesgada con corresponsales retransmitiendo desde las retaguardia como si fueran informantes de una ong y no enviados especiales a una guerra. Cuestan un dineral pero para que informen, no para que nos hagan llorar tan solo. La guerra es dura y cruel, pero saber la verdad alivia. Para opinar en libertad, que era nuestro mayor patrimonio, al menos hasta ahora.

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