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Madrid recuerda el sesenta aniversario del rodaje de la gran película de David Lean con la exposición Estación Zhivago, montada en el Museo del Ferrocarril, la antigua Estación Delicias que en junio de 1965 se convirtió en la abarrotada Estación Central de Moscú en la que los protagonistas esperan el tren que los llevará, tras un azaroso e incómodo viaje, hasta Varykino a través de la Rusia devastada por la revolución y la guerra civil.
Hasta octubre esta exposición presenta fotografías del espectacular y complejo rodaje, con David Lean subido en una torreta observando con prismáticos que ni un solo detalle del vestuario y maquillaje de los sudorosos extras vestidos con las ropas propias del invierno moscovita en los calores madrileños de junio estuviera fuera de lugar. También de otros momentos del rodaje en distintas localizaciones y del estreno en el Cine Paz. Junto a ellas se exponen objetos utilizados durante la filmación, documentos publicitarios y de prensa, vídeos con testimonios de participantes españoles en el rodaje o la correspondencia entre Miguel Delibes y la Metro Goldwyn Mayer como supervisor de la adaptación al castellano de los extraordinarios diálogos escritos por Robert Bolt, que logró convertir la extensa novela de Pasternak en un guión perfecto.
A David Lean, masacrado por la crítica hasta el punto de abandonar la dirección durante 14 años tras los ataques a Doctor Zhivago y sobre todo a La hija de Ryan, no es necesario reivindicarlo: ya lo hicieron Coppola, Spielberg o Scorsese. Para lo que puede servir la exposición, a partir de los documentos de Delibes, es para reivindicar la traducción del guión y sobre todo el doblaje dirigido por Arsenio Corsellas. Él interpretó a Yuri, Elsa Fábregas a Lara, Rosa Guiñón a Tonya, José Luis Sansalvador a Komarovsky, Rogelio Hernández a Strelnikov y José María Angelat a Yevgraf. Un reparto de estrellas de la voz a la altura de las estrellas que doblaban. El extraordinario trabajo del gran Angelat, dada la importancia de la voz off tan complejamente entretejida en la narración, me obliga a ver siempre la versión doblada. Iguala, si no supera, al gigante Alec Guiness. Deseo que esta exposición sirva para hacer justicia a estos extraordinarios actores desconocidos por el gran público.
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