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Los Sombra Doble son un grupo musical malagueño que se dedica a hacer versiones de la música que les gusta (indie, pop, rock). Lo hacen sin ínfulas, aunque con profesionalidad y mimo. Su resultado es feliz, porque así es el fruto que recoge quien encara una actividad con el único propósito de disfrutar de su afición. Hacen autocrítica, tienen días mejores y peores, pero se van a la cama con gozo. Con esa actitud vital y kilos de ilusión, se fueron este verano a San Esteban de Gormaz, una villa soriana de apenas 3.000 habitantes que los contrató para una fiesta local. De allí se llevaron una crítica viborezna.

Sorprendentemente, el ínclito Víctor Lenore, no necesita mi presentación, decidió gastar movimientos de falange y 92 líneas en armar una crítica sobre ellos. Autor de libros y entrevistas jugosas, e imagino que con frentes más interesantes que cubrir y un buen puñado de menciones en twitter esperando su mordaz respuesta, se metió en su traje de faena para desgranar el show con celo profesional. En su cirugía literaria, Lenore perfuma de inquina sus palabras. De hecho, lo anuncia desde el titular: "El concierto que remató al indie español (en un pueblito de Soria)". Y nos demuestra que con él no va eso de que el elefante no necesita aplastar a la hormiga para demostrar que es más fuerte. Sabe mucho de esto: se recrea en algún pasaje despectivo, pero se deja a Hiroshima y Nagasaki para días con más foco. Alterna algún elogio para demostrar que puede ser piadoso, si bien parece responder más al impulso previo a una nueva bofetada, o quizá para quitar el pie del cuello de su víctima y seguir jugando con ella antes del remate final. Y no faltan esas gotitas de esnobismo que al lector le dejen claras dos cosas: que él sabe más y que lo sabe expresar mejor.

Lenore es un tipo muy culto. Con gran capacidad para la escritura y el análisis. Un periodista que podría ser digno de admirar de no ser porque pervirtió el concepto de crítica y lo confundió con el de guillotina. No conozco sus circunstancias personales más allá de lo que he buceado en internet, así que no sé qué le impulsó a ese cambio de actitud profesional (antes no era así). No obstante, la piel de músico frustrado; el empecinamiento en demostrar que lo mío es mejor que lo tuyo porque no me pusieron límites de pequeño (o acaso más de la cuenta); acoso o ninguneo infantiles, una educación religiosa con culpabilidad cristiana traumada; una defensa feudal del trono del protagonismo por miedo a que te lo quiten o un corte de digestión al procesar un duro fracaso (el amoroso es el más habitual) suelen propiciarlo, porque no se nace con la mala leche de serie.

Y aunque muchos reaccionan hacia tipos como él con odio, no es mi caso; a mí me genera una pena inmensa. Cómo alguien con tanto conocimiento y posibilidades los usa para destruir en lugar de construir (su autoengaño para justificar tan sórdidas maneras es que lo hacen en pro de la calidad). Podría ser Gandalf, pero eligió ser Saruman. Y celebro enormemente que los Sombra Doble hayan reaccionado etiquetando su próximo concierto bajo el lema "Yo sepulté al indie español en un pueblito de Soria". Nada como el humor para demostrar que una situación no puede dañarte. Quizá es algo que le falte a los críticos, reírse más de sí mismos y hacer más el humor.

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