El julio más silencioso

Miguel Ángel Blanco y José María Martín Carpena. No se debe olvidar a las víctimas y tampoco a sus asesinos

D IFÍCIL trasladar la sensación al escuchar el silencio en una playa atestada de gente, a media tarde de un sábado en la Costa del Sol. La angustia de los bañistas que pegaban sus oídos a las radios, esperanzados de que no cumplieran aquella amenaza. Que en el último momento, las gestiones tuvieran éxito. Que pese a tratarse de terroristas, incluso con los antecedentes de otros atentados perpetrados en este país, incluso ellos no se atreverían a cruzar ese límite.

Seguro que les quedaba un atisbo de humanidad. Después la noticia, que el boca a boca trasladó hasta el último rincón de la arena. Y una sensación de dolor indescriptible. Como si se acabáramos de perder a un familiar cercano de un modo atroz.

Hoy se cumplen 25 años desde que ETA secuestró a Miguel Ángel Blanco. Sus estrategas, a algunos de los cuales un juez de la Audiencia Nacional intenta sentar todavía en el banquillo, seguro que se felicitaron entonces. Consiguieron durante unos días su propósito: aterrorizar a toda la sociedad. Una captura, un plazo a contrarreloj, el chantaje al Gobierno y una sociedad que clamaba porque hubiera un medio de salvarle la vida al concejal de Ermua de 29 años.

Un éxito rotundo. Del 10 al 12 de julio de 1997 ETA acaparó todo el protagonismo informativo. Cuando la presión internacional era muy intensa, los cabecillas ordenaron a sus pistoleros que cumplieran el objetivo. Dos disparos en la cabeza para luego abandonar a Miguel Ángel Blanco mortalmente herido en un descampado. Tan satisfecha estaba la cúpula de la banda de aquella hazaña que, meses después la captura del comando Andalucía, trascendió que pensaba repetir el episodio con un concejal del Ayuntamiento de Nerja.

Esta próxima semana, el 15 de julio, también se cumplirán 22 años del asesinato de José María Martín Carpena. Los verdugos aguardaban a que bajara de su casa para acribillarle en presencia de su mujer y su hija. Conocían que el concejal del Ayuntamiento de Málaga acudiría esa noche a un pregón de una peña con motivo del día del Carmen. Una muesca más en su casi millar de crímenes.

La memoria de Martín Carpena la conserva un Palacio de Deportes. En el caso de Blanco, algunas sondeos desvelan que la mayoría de los jóvenes desconoce quién fue aquel edil de Ermua. ETA se disolvió hace apenas cuatro años. Y ahora un conglomerado de partidos defiende por la vía política el ideario antes perseguido con el 9 mm Parabellum y la goma 2. Pero hay votos que a día de hoy repugnan. Y da igual su envoltorio. Es cierto que el ser humano dispone de una gran capacidad para olvidar los horrores del pasado. Por eso hay que tener presente un día como el de hoy

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