Libertarismo y liberalismo

04 de mayo 2025 - 03:09

El libertarismo es aquella filosofía política que, con numerosas variantes, afirma la vigencia suprema de la libertad individual. Su sustento es, además del individualismo, una política antiestatista y un capitalismo sin límites. Fue el economista Murray Rothbar quien acuñó el término y publicó, en 1973, el manifiesto libertario. Otros muchos, antes y después, contribuyeron a ir componiendo la idea que, en lo económico, aprovecha la doctrina de la Escuela Austríaca de Economía, con Ludwig von Misses a la cabeza. Todas sus concreciones comparten el respaldo a la asociación voluntaria y a la propiedad privada, la afirmación de la intrínseca libertad y eficiencia del capitalismo de libre mercado y la mínima intervención estatal –o incluso nula– en cualquier aspecto de la vida.

Aunque en el origen del liberalismo también está la exigencia de un gobierno limitado y la preeminencia de la persona humana, existen, pienso, dos grandes diferencias entre liberales y libertarios. Así, y es la primera, mientras que a los libertarios les resulta sospechoso y potencialmente inmoral cualquier acción estatal distributiva, a los liberales el Estado llega a parecerles un aliado: sin él, los derechos individuales serían sumamente inestables. Es necesario, pues, un juez común, aunque indeseable si despótico. Ya razonó Kant que la libertad no puede realizarse sin instituciones coactivas. La segunda gran diferencia gira en torno a la propiedad. Para los libertarios la propiedad privada es una extensión de la (intangible) propiedad sobre el propio cuerpo. Para los liberales, en cambio, ha de tener un cierto sentido social, mayor o menor pero siempre existente, sin el cual el sistema dominical se torna ilegítimo. En estos márgenes caben desde un régimen de igualdad de oportunidades, que nivele las posiciones de partida, hasta una economía social de mercado. En todo caso, más a la izquierda o más a la derecha, la ancha avenida del liberalismo es siempre una ideología de centro.

Hoy sólo Milei es un presidente que se dice libertario. Y con reservas, dados sus imposibles enajenamientos anarcocapitalistas y su pragmatismo cercano al clásico populismo peronista. Sea como fuere, no deberíamos olvidar que el modelo liberal, y no el libertario, fue y es el que permitió y permite, combinando la libertad económica con un Estado proporcionado, la creación de las sociedades más libres, prósperas y sólidas que hayamos conocido.

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