Crónica Personal

El lío de las teles y no teles

Sánchez se juega mucho en los próximos 12 meses, que serán duros porque su prestigio como gobernante deja que desear

Alpresidente de RTVE, José Manuel Pérez Tornero, le han obligado a presentar su dimisión. Fue llamado a capítulo por La Moncloa y salió del palacio presidencial con la aceptación de su dimisión en el bolsillo. Deja así vacante un potente cargo público, potente por su influencia en los ciudadanos españoles y en el sentido de su voto, y andan ahora los políticos en negociaciones para colocar a quien más les conviene. Que será quien más conviene al Gobierno, evidentemente.

¿Escándalo? No. Es un déjà vu. Está admitido por los dos partidos de Gobierno, PSOE y PP, que el máximo responsable de RTVE importa más que el de la práctica totalidad de los ministros, aunque desde la aparición de las televisiones privadas no tiene tanta influencia la pública. Aun así sigue teniendo relevancia máxima...

Lo que ocurre ahora es que estamos en pleno proceso electoral, que en los próximos meses se decide un nuevo gobierno de España, nuevos gobiernos en la mayoría de las regiones y en los ayuntamientos. Y el PSOE, el equipo de La Moncloa, no puede encontrarse con una RTVE en franca decadencia- culpa de Rosa María Mateo, no de Tornero-, sino que necesita una televisión fuerte, que enganche a millones de españoles, y con informativos y programas que inclinen la balanza a favor de quien hoy tiene mando en plaza en La Moncloa. Eso obligaba a dar un golpe de mano. ¿Escándalo? No. Un nuevo capítulo de la historia de siempre, pero ahora en plena batalla electoral.

No hay que llevarse las manos a la cabeza, pero sí preocupa es la falta de pudor de Sánchez por hacerse con las instituciones. Lo ha conseguido, pero se le resiste el CGPJ y, como consecuencia, el Constitucional. Y fuera de las instituciones están las maniobras para hacerse con importantes medios de comunicación con cambios en el accionario. Pongamos nombres: Grupo Prisa, por ejemplo. Lo que sorprende es que desde el Gobierno, y el propio presidente, culpen a la derecha, al Íbex y a señores con puro de manejar a su antojo los medios.

Es mucho lo que se juega Pedro Sánchez en los próximos 12 meses, que se presentan duros porque su prestigio como gobernante deja mucho que desear y así lo indican los sondeos; porque además la crisis económica es galopante y va a peor porque no toma medidas eficaces que palíen sus efectos devastadores, como hacen otros países europeos, y se ha convertido además en un personaje antipático: autoritario, mentiroso e implacable con los que pretenden darle un toque de atención.

No asume sus errores y da instrucciones para que despachos con poder en el mundo mediático sean ocupados por afines que le bailen el agua.

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