La otra orilla

El mapa de la pobreza

La pobreza es fruto del egoísmo humano. Debemos convertirla en objetivo de nuestra lucha

Mientras los gobernantes blindan fronteras para que no puedan entrar los que sufren guerras y miserias, desarrollan noticias falsas acerca de una posible invasión de norteafricanos, mientras nuestros políticos se pelean por ver quién ha estudiado menos y quién ha sacado más rédito a esa falta de estudio -ya saben másters falsos y tesis plagiadas-; mientras tiramos comida para que los excedentes del mercado no hagan caer el precio del producto; mientras el centro de la economía es el dinero, mientras una persona no es más que un número en un tanto por ciento; mil trescientos millones de personas son pobres en todos los sentidos de la palabra, porque no tienen apenas ingresos o carecen de acceso a agua potable, alimentos suficientes o electricidad, una cuarta parte de la población de los ciento cuatro países que se han estudiado en el Primer Índice de Pobreza Multidimensional elaborado por la ONU y la Iniciativa para el desarrollo humano y contra la pobreza de la Universidad de Oxford.

Los datos indican que de los 1.300 millones de pobres, la mitad de ellos son niños, toda una generación cuyas vidas están atrapadas en la pobreza, sin ninguna perspectiva de futuro. Resulta lamentable, inhumano, paradójico que 1.300 millones de personas mueran de hambre, sufran miseria, no puedan calentarse, tengan enfermedades, no tengan agua potable, no tengan acceso a la educación, ni a la sanidad... cuando la humanidad vive en pleno desarrollo tecnológico y puede acabar con la pobreza en un abrir y cerrar de ojos...

La pobreza es el principal problema que hay que resolver y no es fruto de la casualidad o el destino. La pobreza tiene responsables con nombres y apellidos: los países enriquecidos que han robado a destajo las materias primas de los países empobrecidos, los grandes poderes financieros que colocan el capital por encima del trabajo y del ser humano, nosotros que miramos para otro lado y que cerramos las puertas a quien huye de la muerte, los que venden armas, los que destruyen el medio ambiente. La pobreza es fruto del egoísmo humano. Debemos convertirla en objetivo de nuestra lucha. Por eso urge revertir estas cifras, por eso urge que la solidaridad, esa ternura de los pueblos, se abra paso y vaya colocando en el centro de la vida al ser humano. Pero para ello hay que empezar a transformar la realidad, a cambiar las conciencias para así poder erradicar la pobreza de nuestro mundo...

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