Vía Augusta
Alberto Grimaldi
¿Podemos puede?
Crónica levantisca
Vox se ha echado al monte, que es su medio natural. De verde y sombrero de pluma, tirotea desde el puesto las tórtolas que le suelta Juanma Moreno. Su electorado tampoco es de tono moderado, y aceptará estos primeros lances al Gobierno del cambio, aunque a algunos de quienes han estado negociando la Ley del Suelo hasta anteayer, como Manuel Gavira, le costará explicar por qué no se podrán regularizar cerca de 300.000 viviendas. La Lista, que así se iba a llamar la nueva Ley del Suelo de Andalucía, llevaba el marchamo de la visión más liberal del Gobierno, y por eso se le opuso Unidas Podemos, con quienes Vox ha terminado por coincidir.
La nueva estrategia de Vox es arriesgada, pero busca cobrarse el trofeo de Ciudadanos; en la derecha sólo hay espacio para dos y los de Abascal no quieren concederle más tiempo a Juan Marín. El Gobierno de Juanma Moreno puede resistir, aunque no tenga la mayoría del Parlamento. Le quedan algunas obras por inaugurar, algunas iniciativas legislativas que Vox sí apoyará, pero ésta no es una situación que pueda durar un año y medio, que es lo que queda para diciembre de 2022.
Si Vox persiste en ello, y lo contrario sería para tomarle a broma, Juanma Moreno tendrá que convocar elecciones en los primeros meses del próximo año. Una vez que haya certificado que no cuenta con el apoyo de Vox para aprobar las cuentas de 2022, se prorrogarán las actuales de modo automático, pero ya estaremos en un tiempo de descuento. Marzo o abril -en cualquier caso, antes del verano- son los meses propicios para las elecciones andaluzas.
El PP no las teme. Todos los sondeos, incluido el que publica este medio, avanzan que Casado habría adelantado a Pedro Sánchez, y eso se debe a que los populares están muy fuertes en Madrid y en Andalucía, porque en Cataluña están desparecidos. Juanma Moreno podría ganar las elecciones con holgura, tanto frente a Susana Díaz como a Juan Espadas, pero el resultado sería que tendría que cambiar a Ciudadanos por Vox como el socio preferente. Y esto no gusta tanto, Moreno se maneja mejor en el centro y en la moderación que en la derecha dura. Su Gobierno de coalición, por lo demás, ha sido una canonjía, un Ejecutivo monocolor en el que Ciudadanos no ha brillado nunca como elemento autónomo, y en esto ha residido la estabilidad de esta legislatura, en un socio que es, prácticamente, del PP y un aliado parlamentario, Vox, que antepuso la responsabilidad al anhelo primitivo de echarse al monte.
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