Quousque tamdem

Luis Chacón

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Son nuestros mayores

Escribió José Martí que "si hay algo que ennoblece a la juventud es el miramiento y el respeto a los ancianos"

Nuestra realidad social es fruto del trabajo y dedicación de quienes hoy peinan canas. Y en España, sobre todo, de aquella generación única de los niños de la posguerra. Los que sufrieron sus consecuencias sin saber qué o quién la provocó; levantaron un país próspero sobre los humeantes escombros de la guerra y sufrieron los años del hambre; fueron apoyo de sus padres y lo son de sus hijos; nos trajeron la democracia, entregándonos un país desarrollado económicamente. Los mismos que derrochan humildad cuando les preguntas por todo aquello.

Sin embargo, esta sociedad moderna y tecnológicamente avanzada les está apartando sin reparo alguno. Pasamos de la máquina de escribir y el papel de calco al ordenador portátil y el pdf en poco más de una generación. Y en sólo unos años, la Administración pública, las empresas de servicios y la banca han hecho evaporarse la atención al público. Desgraciadamente, no todos dispusieron de los medios o capacidades necesarias para adaptarse. Lo triste es que parece dar igual. Y para rematar la faena, llegó la pandemia incentivando esa tendencia. La Administración teletrabaja, las empresas de suministros te atienden con una máquina cuya voz metálica y despersonalizada desesperaría al santo Job y la banca, además de eliminar su antaño extensa red de sucursales, trata con desgana y hasta mala educación a sus clientes mayores. Los mismos que con sus ahorros y trabajo, permitieron convertir en multinacionales aquellos banquitos más propios de Atraco a las tres que de las altas finanzas internacionales.

Nadie puede obligar a una empresa privada a ir contra su desarrollo, pero en ese caso, que no vengan luego con campañas de marketing en las que nos cuentan que colaboran en la salvación de los osos polares del Ártico cuando desprecian a sus clientes, sólo porque son octogenarios. Ni que nos canten la milonga de la Responsabilidad Social Corporativa, a la vez que dejan desatendida a un cuarto de la población. Igual que los gobiernos, en lugar de saltarse el artículo 9.2 de la Constitución, debería garantizar que todos los ciudadanos puedan participar en la vida política, económica, cultural y social. Y eso no se consigue apartando a nuestros mayores, ni permitiendo que se les aparte. Si la iniciativa privada no llega, deberá hacerlo el Estado. Escribió José Martí que "si hay algo que ennoblece a la juventud es el miramiento y el respeto a los ancianos".

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