La ‘modita’ de las noticias falsas

03 de noviembre 2025 - 03:07

Si hay algo en lo que estemos de acuerdo las autoridades y los periodistas es en la necesidad de que la ciudadanía se informe por fuentes oficiales o solventes. ¿Eso qué significa? Que ustedes se fíen de lo que cuentan los canales de información del Ayuntamiento, la Junta o el Estado, o de los medios de comunicación serios, responsables y fiables como sucede con este diario.

Esta recomendación, que vale para todas las noticias cotidianas, desde las cuentas de una administración a las palabras de un político pasando por la información cultural, tiene especial relevancia en el caso de las emergencias. Porque en momentos de duda o de incertidumbre, como la que hemos vivido esta pasada semana en Sevilla, todos necesitamos información clara para actuar con la mayor responsabilidad. Que, desgraciadamente, ya sabemos lo que es una dana y las terribles consecuencias que puede tener si no se actúa adecuadamente.

Por algún motivo que yo desconozco, (¿será un problema psicológico?, ¿psiquiátrico? grave, desde luego, es), hay quien manipula y difunde noticias reales con la intención de confundir a las personas. Nos ha sucedido esta semana y, según dicen los expertos de esta casa, volverá a suceder. Mi compañero Óscar Lezameta firmó una información el 24 de octubre de 2024 detallando que la Junta suspendía las clases por el temporal en Sevilla, Cádiz y Huelva.

El pasado martes, alguien la ponía en las redes sociales evitando claramente dar la fecha de la misma y generando una alerta y una confusión que yo creo que deberían considerarse un delito grave. Porque bastante tenían los padres con el caos de tráfico, los problemas en los respectivos trabajos para no saber si había clase o no, o si había que recoger a los niños antes. Insisto, ¿por qué hay quien disfruta haciendo eso? No lo entiendo pero se me ocurre que ojalá su coche se haya inundado.

Todos los que trabajamos en este Grupo, y sé que la inmensa mayoría de los compañeros de los medios serios, nos dejamos la piel cada día por mantenerlos informados, por contarles lo que sucede y prestarles un servicio público al que estamos obligados y que es nuestra vocación. Ahora les pedimos que nos ayuden y, entre todos, torzamos el pulso a quien sólo quiere intoxicar. La información es sagrada.

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