Por montera
Mariló Montero
Vox y Quasimodo
En estos días navideños en los que debe de imperar, a ser posible, la felicidad, ja, ja -aquel libro inolvidable de Alfredo Bryce Echenique-, entre un pensador y un político, me sale una columna verde.
Muy lejos del espíritu de Frank Capra en que Bello es Vivir están las ideas de Timothy Morton, uno de los pensadores del más reciente ecologismo político que afirma que vivimos en un infierno en la Tierra y es real. Según el filósofo británico, “el infierno sería como una especie de campo de concentración eterno. Y sería un lugar solo para personas malas. Y el cielo sería el equivalente para las personas buenas. Y toda esta idea proporcionó el modelo para Estados Unidos, donde vivo, por poner un ejemplo. A todos los efectos, es un gigantesco campo de concentración o una plantación que genera valor esclavizando a otros seres humanos, y utilizando a seres no humanos de manera totalmente gratuita. Quienes ejercen este poder son, en su mayoría, personas anglosajonas blancas. Personas como yo que para tener su propio paraíso crearon el infierno para el resto. Y ahora todos estamos atrapados en él”. ¿Hay alguna salida? Afortunadamente, sí. “Darnos cuenta de que formamos parte de este infierno. Y la única salida es crear un paraíso. Y para ello te tienes que juntar con otros seres que también quieran mejorar el planeta. Te puedes juntar con dos, con cinco, con seis millones, da igual la cifra. Tenemos que salir de esta lógica de campo de concentración global”. Al final, Estados Unidos es un gigantesco campo de concentración y, en realidad, todas las sociedades occidentales son ese infierno que justificaría las luchas medioambientales para crear el paraíso en la tierra. La expresividad conceptual de Horton no es casual, su último libro, Hell: In Search of a Christian Ecology, conecta claramente con el cristianismo.
Y para conseguir ese paraíso tenemos a un nuevo Zohran Mamdani en Gran Bretaña. Zack Polansky, de 42 años, está realizando una extraordinaria carrera en el Partido Verde de Inglaterra y Gales donde ha conseguido 800 concejales, cuatro diputados en el Parlamento y 1,9 millones de votos. Polanski fue elegido con un 85% de los apoyos en la elección interna y, desde entonces, sus afiliados han crecido casi un 50%, hasta alcanzar por primera vez los 100.000. Su manera de ver la política es distinta: “El ecopopulismo consiste en reconocer la urgencia de lo cotidiano, de salir adelante en la vida y luego conectar eso con la crisis climática, que efectivamente acabará provocando que la desigualdad sea aún peor”. Navidades verdes. Una muestra del ecologismo político hoy, la teoría política verde, saludablemente radical mientras que la política ecologista intenta aproximarse a los ciudadanos, dentro de esa política que intenta acercarse los problemas reales de la gente. Veremos.
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