Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Tenemos el día más largo con la Noche de San Juan en la chepa. Manejamos un rosario de sortilegios para atraer la buena suerte: las hogueras, los trastos a la quema y los baños a la orilla del mar. Las supersticiones son muy humanas y afectan a facetas tan cotidianas como la actividad comercial. Hay establecimientos que también fracasan por su localización, en especial ciertas esquinas con sambenito de gafe. Por ejemplo, el chaflán de la Plaza del Siglo por donde han desfilado desde el Patronato de Turismo de la Costa del Sol hasta un Museo de la Tauromaquia con triste fortuna. Por fin se ha conjurado el malaje: ahora, en el mismo lugar, se encuentra el Museo de Videojuegos OXO que por fin ha pasado esa pantalla malasombra.
En la Cenacheriland de los museos y las maravillas de trolley somos diestros en contrastes. El buque insignia del movimiento de la alta cultura museística es el Museo Picasso con sus exposiciones permanentes y temporales.
Pero, ay amigo: según la plataforma viajera TripAdvisor, con su ranking de valoraciones de “turista de chancleta”, lideran el Museo del Automóvil y la Moda (allá en Tabacalera), el Museo del Vidrio y del Cristal (en el centro) y OXO, el Museo del Videojuego, que ha roto el hechizo de la esquina ceniza con más de 140.000 visitas anuales, siendo el tercer “gabinete de las maravillas” más visitado de la ciudad.
Estas tres iniciativas tienen en común que son privadas. Y para más atrevimiento uno ha exportado su idea. El OXO puso una pica en Madrid junto a la Plaza de Callao cañí, en un palacete isabelino, para más atrevimiento. Abrió sus puertas en diciembre de 2024 y ha replicado el éxito de afluencia que tiene en Málaga: ya supera los 100.000 visitantes.
Historia, tecnología y referentes de la cultura popular. Las exposiciones temáticas del OXO madrileño van desde los 30 años de PlayStation (que va por la enésima generación de consolas) hasta los 45 años que ha cumplido el “comecocos” de Pac-Man. El interés por los videojuegos trasciende edades, y hay comunidades especializadas en el rescate y desarrollo de títulos arcade, con su estética de píxeles grandes como raviolis.
Con un futuro que promete tanta inteligencia artificial, metaversos, realidades virtuales y sobrealimentadas, es muy entrañable que preservemos con atención los primeros pasos de esa digitalización que entró en nuestras vidas, por lo bajini, para entretenernos. ;-)
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